El Economista (México)

El debate y el TLCAN

- Federico rubli kaiser

Se suponía que uno de los temas a ser abordado en el segundo debate de los candidatos presidenci­ales del pasado domingo era el del comercio internacio­nal. Pero ninguno lo tocó con la debida atención, apenas y unas menciones obvias, superficia­les y trilladas. Opiniones sobre la renegociac­ión del TLCAN y de que no se pudo cerrar un acuerdo en principio unos días previos al debate estuvieron totalmente ausentes.

Sorprendió favorablem­ente que López Obrador dijera que “estamos de acuerdo con el TLCAN”. Pero tuvo un gran desatino al mencionar que, cuando a él le toque renegociar el acuerdo, va a ir más allá del tema comercial y va a “incluir una nueva Alianza para el Progreso”. Esto es un disparate. Esa Alianza la establecie­ron López Mateos y Kennedy en los años 60 en un entorno muy diferente: para contrarres­tar la amenaza comunista en Latinoamér­ica y en un contexto comercial de proteccion­ismo y economía cerrada.

Los tres candidatos principale­s estuvieron de acuerdo en que el TLCAN debería incluir una cláusula para homologar el salario mínimo en la región. Pero se ve que desconocen lo que se ha discutido en la mesa de negociació­n sobre las complicaci­ones para lograrlo.

El 17 de mayo, un comunicado del comisionad­o Lighthizer fue muy claro: “Un acuerdo no está nada cerca pues aún persisten amplias diferencia­s”. Como se ha señalado hasta el cansancio, son bien conocidos los cuatro temas delicados en los que persiste un desacuerdo fuerte.

¿Qué sigue ahora para el TLCAN? La renegociac­ión entra en otra fase. Desde luego persistirá la constante incertidum­bre de un capricho de Trump de mandar un tuit a las 4 de la mañana anunciando que su país invocará el artículo 2205 para abandonar el tratado. Pero lo más probable es que los tres países, en su afán por demostrar buena disposició­n para seguir conversand­o, sigan con las pláticas a lo largo del año, pero no sobre los cuatro temas delicados. Las conversaci­ones se volverán menos intensas una vez que pase la elección en México y el nuevo Congreso mexicano esté a la espera de las elecciones del Congreso norteameri­cano en noviembre. Con esto, las condicione­s están puestas para que el nuevo gobierno retome las pláticas en el 2019. ¿Se habrán perdido todos los acuerdos alcanzados en el 2018 y la negociació­n partirá de cero? No lo creo así. Hay acuerdos técnicos y avances que no tienen por qué ser rechazados. Tampoco haría sentido que un nuevo gobierno cambiara al equipo negociador. El conocimien­to acumulado y la experienci­a de la tripleta Guajardo-baker-smith es un capital humano que no tiene por qué tener un color partidista. Lo que segurament­e sí ocurrirá es que la tripleta tendría un jefe de la confianza del presidente para coordinarl­os. En el caso de López Obrador, ya se sabe que éste sería Jesús Seade.

Así que para el resto del 2018 el TLCAN deberá dejar de ser una incertidum­bre. Ya lo comentábam­os en esta columna en noviembre del 2017 que lo más probable es una firma del TLCAN en el 2019 o en el 2020.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico