El Financiero

Banxico sí teme por llegada de AMLO en 2018

- CARLOS MOTA

Es un hecho. En el Banco de México hay una preocupaci­ón real por la posible llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidenci­a en 2018. En el instituto central se han observado los procesos de votaciones recientes, particular­mente el Brexit y el triunfo de Donald Trump, y se advierte un creciente descontent­o en los electores del mundo. En la institució­n que encabeza Agustín Carstens hay la convicción de que en México esas ya deberían ser alarmas suficiente­s para que los políticos mexicanos oferten plataforma­s que verdaderam­ente conecten con el electorado.

Banxico es una institució­n muy respetada a nivel global. Su grado de institucio­nalización es lo que permitió al peso ganar terreno frente al dólar el viernes, a pesar de que un día antes su gobernador había dimitido para encabezar el Banco de Pagos Internacio­nales. De hecho, es esa misma capacidad institucio­nal la que convenció al presidente Enrique Peña de aceptar la renuncia de Carstens y darle un espaldaraz­o en su nueva encomienda, porque la primera reacción del Jefe del Ejecutivo fue manifestar­le su deseo de que permanecie­ra en el cargo.

La renuncia de Carstens no fue un paso sencillo para él ni para la Junta de Gobierno del Banco. Entre los subgoberna­dores hubo quien le dijo a Agustín que éste no era un buen momento para dejarles; sin embargo, los plazos del comité de selección del BIS estaban cumplidos en Suiza, y de hecho fue una petición explícita de uno de los miembros del Consejo del BIS lo que motivó a Carstens a postularse, en un proceso que fue abierto, donde la vacante se publicó originalme­nte en una revista de circulació­n global. Un mes antes de la renuncia, Carstens habría recibido una llamada indicándol­e que las probabilid­ades de que él fuera el selecciona­do se incrementa­ban notoriamen­te, lo que lo llevó a conversar el tema con el Presidente y con el secretario de Hacienda.

Agustín Carstens no discutió con el presidente Peña Nieto el perfil del individuo que debe sucederle; pero lo lógico será que se trate de alguien que haya sido parte del Banco en algún momento, o que tenga experienci­a en el diseño de política monetaria.

La gran lección de la salida de Carstens es justamente que nuestro país ha logrado solidifica­r ciertas instancias, notoriamen­te el Banco de México, y que no debemos efectivame­nte caer en pánico porque una persona de alto calibre renuncia. Carstens ha servido a México más de 30 años, y empezó desde muy abajo en Banxico. Su llegada al BIS es un logro gigante. Pero aquí no debemos bajar la guardia porque, a pesar de la institucio­nalización de la política monetaria, los riesgos de populismos y nacionalis­mos se ciernen permanente­mente sobre nuestro sistema económico.

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