Banxico sí teme por llegada de AMLO en 2018
Es un hecho. En el Banco de México hay una preocupación real por la posible llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en 2018. En el instituto central se han observado los procesos de votaciones recientes, particularmente el Brexit y el triunfo de Donald Trump, y se advierte un creciente descontento en los electores del mundo. En la institución que encabeza Agustín Carstens hay la convicción de que en México esas ya deberían ser alarmas suficientes para que los políticos mexicanos oferten plataformas que verdaderamente conecten con el electorado.
Banxico es una institución muy respetada a nivel global. Su grado de institucionalización es lo que permitió al peso ganar terreno frente al dólar el viernes, a pesar de que un día antes su gobernador había dimitido para encabezar el Banco de Pagos Internacionales. De hecho, es esa misma capacidad institucional la que convenció al presidente Enrique Peña de aceptar la renuncia de Carstens y darle un espaldarazo en su nueva encomienda, porque la primera reacción del Jefe del Ejecutivo fue manifestarle su deseo de que permaneciera en el cargo.
La renuncia de Carstens no fue un paso sencillo para él ni para la Junta de Gobierno del Banco. Entre los subgobernadores hubo quien le dijo a Agustín que éste no era un buen momento para dejarles; sin embargo, los plazos del comité de selección del BIS estaban cumplidos en Suiza, y de hecho fue una petición explícita de uno de los miembros del Consejo del BIS lo que motivó a Carstens a postularse, en un proceso que fue abierto, donde la vacante se publicó originalmente en una revista de circulación global. Un mes antes de la renuncia, Carstens habría recibido una llamada indicándole que las probabilidades de que él fuera el seleccionado se incrementaban notoriamente, lo que lo llevó a conversar el tema con el Presidente y con el secretario de Hacienda.
Agustín Carstens no discutió con el presidente Peña Nieto el perfil del individuo que debe sucederle; pero lo lógico será que se trate de alguien que haya sido parte del Banco en algún momento, o que tenga experiencia en el diseño de política monetaria.
La gran lección de la salida de Carstens es justamente que nuestro país ha logrado solidificar ciertas instancias, notoriamente el Banco de México, y que no debemos efectivamente caer en pánico porque una persona de alto calibre renuncia. Carstens ha servido a México más de 30 años, y empezó desde muy abajo en Banxico. Su llegada al BIS es un logro gigante. Pero aquí no debemos bajar la guardia porque, a pesar de la institucionalización de la política monetaria, los riesgos de populismos y nacionalismos se ciernen permanentemente sobre nuestro sistema económico.
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