En defensa del pleito
Dice Soledad Loaeza que una de las características principales del PRI es su rechazo al conflicto: “El PRI siempre le ha tenido miedo al conflicto. Ese miedo es parte de nuestra cultura política” (El priista que todos llevamos dentro, María Scherer y Nacho Loza, ed. Grijalbo). Y precisamente ese miedo genera una buena parte de nuestras reacciones políticas.
La idea que por lo general se tiene del político, por lo menos en México, es la de una persona que procura quedar bien con todos, a veces para esquilmar a todos, que prefiere acomodarse a determinada situación adversa que luchar contra ella. Es un “queda bien”. El PRI, como bien dice Soledad Loaeza, es el maestro en ese arte. Por eso lo mismo le daba nacionalizar la banca que privatizarla, alabar a Fidel Castro que ir a misa con el Papa. El resultado es que la mayoría de nuestros políticos son temerosos del qué dirán y aguantan lo que sea con tal de estar “en el ajo”. Ese temor al conflicto se arraigó más con la llegada de esa abominable modita de lo políticamente correcto.
Comento lo anterior porque continuamente escucho que a políticos y, sobre todo, a candidatos, que les dicen “no te pelees”. Se parte del principio de que la pelea por lo que sea, ideas, posturas o defensa de los propios, “se ve mal”. Quizá nuestra cultura política eso nos enseñó y por eso vamos atrás en muchas cosas. La verdad es que gana el que se pelea. Punto.
Nadie pensaba que un candidato presidencial en Estados Unidos pudiera ganar peleándose
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