Los gobernadores nos están dejando sin argumentos (I)
La agenda para dar mayor responsabilidad a las autoridades locales en los programas de gobierno esta más que desgastada. El daño que han hecho los gobernadores corruptos e irresponsables ha dejado sin argumentos a los que consideramos que los gobiernos estatales podrían ser más eficientes, eficaces y efectivos, que el gobierno federal, para operar programas como Prospera, adultos mayores y un sin número de programas que hoy se operan desde el centro.
Los desvíos brutales que se han documentado en la compra de medicinas por los gobiernos locales, las decenas de miles de supuestos maestros que el Censo de Escuelas, Alumnos y Maestros detectó que estaban en la nómina pero eran desconocidos por las autoridades de las escuelas, el endeudamiento sin freno, la corrupción como norma que ha sido evidenciada en los últimos meses en gobernadores de todos los colores, nos ha dejado con pocos argumentos para impulsar una agenda que privilegie una estructura diferente de ejercer el poder público, donde los gobiernos estatales sean responsables primarios de la mayor parte del gasto público relacionado con programas relativos al desarrollo social, la educación, la salud, la vivienda, la infraestructura urbana, el apoyo a la pequeña y mediana empresa, y los programas del campo, entre otros.
Conceptualmente hace mucho más sentido trasladar muchos programas del gobierno federal a los gobiernos locales, dado que se está más cerca de la población y se tiene mayor conocimiento de los desafíos que se pretenden enfrentar, pero para poder hacerlo o siquiera proponerlo, tenemos que devolver la confianza en los gobiernos locales; terminar con las locuras que se están dando en algunos estados.
Un ejemplo de esas locuras, que se difundió recientemente, se refiere a los 44 escoltas y 12 vehículos oficiales que tenía el exgobernador Borge de Quintana Roo. A ese número habría que añadir 16 escoltas que tenía el exgobernador Gonzalez Canto. Sumemos a la nómina de los 60 escoltas, el resto de los gastos que requieren para operar: viáticos, teléfonos, automóviles y su mantenimiento, gasolina, por señalar los más evidentes, añádase que pueden solicitar contar con escoltas durante un periodo adicional. La corrupción y los excesos en el gasto de las autoridades locales tiene que acabar.
Para ordenar el gasto a nivel del gobierno federal se ha buscado sin éxito construir un presupuesto base cero, dadas las restricciones legales, los gastos irreductibles y las resistencias propias de la burocracia. Yo creo que sería más factible hacerlo en las entidades federativas, pero con un doble objetivo, reducir el gasto y evaluar que responsabilidades pueden asumirse mejor desde las entidades federativas.
Resulta difícil pensar en un gobierno federal con deseos de reducirse y trasladar sus responsabilidades a los gobiernos estatales dado el mal comportamiento que han tenido algunos de ellos, no obstante me parece que también tenemos ejemplos de gobernadores responsables con los cuales ensayar este proceso. Ahí está la lista publicada el fin de semana por México Opina-sdp noticias con los gobernadores mejor evaluados, entre ellos, en primer lugar, el de mi tierra, Miguel Marquez. *Profesor Asociado del CIDE
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