Goldman Sachs, bajo fuego tras aprovechar ‘ofertas’ en Venezuela
El banco estadounidense Goldman Sachs enfrenta una nueva polémica. La firma recibió ayer críticas por parte de la oposición del gobierno venezolano e incluso será investigado en ese país, luego que se revelara que el grupo financiero realizó una compra por 865 millones de dólares en bonos de Petróleos de Venezuela emitidos en 2014 y valuados en 2 mil 800 millones de dólares.
Según el presidente de la legislatura del país sudamericano, esa operación ayudaría a financiar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, a pesar de que éste enfrenta acusaciones de violaciones a los derechos humanos. Ante las declaraciones, el banco defendió la decisión a través de un comunicado.
“Reconocemos que la situación es compleja y en evolución y que Venezuela está en crisis”, dijo Goldman Sachs en un comunicado enviado por correo electrónico el lunes. “Estamos de acuerdo en que la vida tiene que mejorar. Hicimos la inversión en parte porque creemos que lo hará”.
La división de administración de activos del banco de inversión compró los valores, vendidos por Petroleos de Venezuela (PDVSA), a través de un corredor y no tuvo interacción con el gobierno, dijo Goldman Sachs, con sede en Nueva York. Se mantienen en fondos y cuentas que la compañía maneja para los clientes, según la declaración.
“Es evidente que Goldman Sachs decidió sacar provecho del sufrimiento del pueblo venezolano”, escribió Julio Borges, legislador de la oposición que encabeza la Asamblea Nacional, en una carta enviada al director ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, a la que Bloomberg tuvo acceso. El Congreso investigará el acuerdo, dijo. “También tengo la intención de recomendar a cualquier futuro gobierno democrático de Venezuela que no reconozca ni pague estos bonos”.
La oposición de Venezuela ha instado a los bancos de Wall Street a no lanzar un salvavidas financiero a Maduro, quien enfrenta casi dos meses de protestas públicas mientras reduce las importaciones de alimentos y medicamentos para conservar efectivo y continuar pagando bonos. La escasez de dólares de la nación, exacerbada por un colapso en los precios del petróleo, ha dejado a los inversores tratando de evaluar la probabilidad de que el gobierno pueda mantener el servicio de su deuda.