El Financiero

A las urnas

- Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey MACARIO SCHETTINO Opine usted: politica@ elfinancie­ro. com.mx @macariomx www. macario.mx

Este domingo son las elecciones de gobernador en tres estados (Coahuila, México y Nayarit), y de alcaldes en un cuarto (Veracruz). A partir de mañana ya no se podrá opinar al respecto, de forma que hoy conviene dar algunos puntos de vista al respecto.

Indudablem­ente la elección del Estado de México es la más importante, por su tamaño y porque es uno de los estados que no ha conocido la alternanci­a (Coahuila tampoco). Más aún, es el estado de origen del presidente Peña Nieto, que por eso pudo construir una candidatur­a exitosa en 2012. Por lo mismo, si el PRI llegase a perder el Estado de México sería muy probable que no tuviera cómo competir de verdad en 2018. Incluso su superviven­cia parecería dudosa, puesto que todo indica que perderán Jalisco, y sólo tendrán dos de los diez estados más poblados del país (Chiapas y Oaxaca), que suman el 60% del padrón electoral.

Según las encuestas publicadas, la competenci­a en esa entidad es contra Morena, que aunque no tiene un gran caudal de votos está en la pelea por la gran caída que ha tenido el PRI. En los últimos diez años, el PRI promediaba 47% del voto frente a 28% de la izquierda. Hoy las encuestas hablan de 33 contra 30. PAN y PRD suman otro 35%, o un poco más. Aunque el triunfo de Morena no signifique más votos para ese partido de lo obtenido en años anteriores, sin duda el impacto mediático será relevante, y habrá muchos que crean que López Obrador tiene camino libre a 2018. No creo que así sea, porque no ha logrado ampliar su círculo de alianzas, sino al contrario: ha perdido al PRD y al PT, que juntos implican cerca de 10 puntos menos de lo que obtuvo en las dos elecciones presidenci­ales previas. Dudo que con 26% pueda ganar, y menos si sigue peleándose con todo mundo. Ya veremos.

En Coahuila la elección parece muy cerrada. Aunque las últimas cifras hablan de un pequeño margen a favor del PRI, precisamen­te ese margen fue el que falló en las elecciones de 2016, con gran sorpresa para todos. En Nayarit, el margen a favor de la alianza PANPRD parece irremontab­le. En Veracruz, el profundo desprestig­io que Javier Duarte dejó a su partido parece que dejará al estado en una competenci­a entre Morena y PAN-PRD. En algunos casos, es una lástima que así sea. En mi ciudad natal, Orizaba, el mejor candidato es sin duda Igor Rojí, que ha sido parte de tres administra­ciones que han transforma­do a la ciudad. Pero compite bajo las siglas del PRI. Espero que eso no le cueste a él, y a la ciudad.

La próxima semana estaremos analizando los resultados, y con base en ellos, revisando las probabilid­ades hacia las elecciones del próximo año, que en realidad inician justo al terminar éstas. Todo indica que estaremos en un escenario en el que el PRI tendrá menos de la mitad de los gobiernos estatales, algo que nunca había ocurrido. Los 15 que le quedarán, en el mejor de los casos, suman 47% del padrón electoral. Sólo 40%, si Jalisco no está en sus manos, como supongo. Es decir, aun manteniend­o Estado de México y Coahuila, para el PRI las cosas no se ven bien. Menos, con los niveles actuales de popularida­d que tienen.

Pero falta un año, que empezará justo este domingo cuando cierren las casillas. Habrá tiempo de sobra para analizar resultados y tendencias, pero será un año de agresiones, como lo fue la campaña de 2006. No es bueno que los líderes políticos llamen “prensa inmunda” a quienes piensan diferente.

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