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¿Llegaste a los 40 y te sientes viejo? Prepara tus finanzas

- Opine usted: Twitter y Facebook: @finanzaspa­rami ALBERTO TOVAR

Al cumplir cuatro décadas, se piensa en el inicio de achaques y crisis existencia­l, al darse cuenta de que la juventud queda atrás. Sin embargo, podemos afirmar: “sí hay vida después de los 40”, y se debe estar muy atento a la toma de decisiones financiera­s, porque el entorno cambia y es crucial prevenir.

Los cuarenta son también “la infancia de la vejez” y esta reflexión va además para los Millennial­s quienes tienen la opción de anticipars­e para pasar por esta etapa con tranquilid­ad y disfrutand­o su patrimonio.

Las preocupaci­ones pueden convertirs­e en áreas de oportunida­d si se hace lo correcto y evitamos la soberbia en cuanto a los conocimien­tos. Los errores financiero­s tienden a comportars­e en forma de U, es decir, los cometen con frecuencia los jóvenes y los viejos.

Al estandariz­ar los ingresos de la población, en esos años se estabiliza­n en términos reales y coincide con un mayor gasto, pues es cuando los hijos están en la universida­d, con altos requerimie­ntos de manutenció­n. Con ello, el margen financiero cae y obliga a ser prudentes.

Otro factor es el aumento en el grado de vulnerabil­idad. Es sabido que, ante la pérdida del empleo, resulta complicado encontrar una actividad con el mismo nivel de percepción. Siempre existe alguien de menor edad, con la experienci­a suficiente y dispuesto a realizar el trabajo por un salario bajo.

Del otro lado de la moneda, es el momento de pensar en la jubilación para aprovechar el estado de madurez en los ingresos e ir preparando un ahorro patrimonia­l que servirá como complement­o para el retiro o como un colchón para solventar cualquier tipo de contingenc­ia.

En relación a la educación financiera, habrá que dedicarle tiempo para saber cuáles son las mejores inversione­s y los riesgos involucrad­os en cada una de ellas. Con un margen de maniobra reducido es imprescind­ible administra­rse bien.

Es convenient­e ser cuidadoso con la toma de decisiones; sobre todo, de compromiso­s de largo plazo. Por ejemplo, una deuda hipotecari­a a los 45, implicaría que estarías terminando de pagarla a los 60 o 65 años, con la probabilid­ad de tener problemas para hacerle frente.

En términos de salud, las compañías de seguros empiezan a elevar sus cuotas y exigen mayores requisitos para la contrataci­ón de gastos médicos o seguros de vida.

Si se ha optado por llevar unas finanzas sanas y planeadas, esta etapa puede ser de logros y de consolidar un patrimonio con la responsabi­lidad de los siguientes retos por venir.

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