El Financiero

EN EL MARCO DEL DÍA MUNDIAL DE LA TAPA, SOBRESALEN POR SU PREPARACIÓ­N GURMET

- LIZBETH HERNÁNDEZ

Durante su visita a Cádiz, el rey Alfonso XIII se detuvo en el Ventorrill­o del Chato, pidió una copa de vino de Jerez, pero no se percató que un remolino de viento amenazaba con llenarla de arena. Para evitarlo, un avispado camarero se precipitó a cubrirlo con una loncha de jamón. Después de sorber, preguntó con sorpresa: “¿Qué es esto?”. El mozo contestó: “Perdone mi atrevimien­to majestad, le he puesto una tapa para que no entre arena en la copa”. Alfonso XIII comió la loncha de jamón y pidió que le sirvieran otro Jerez con otra tapa igual. Todos los presentes rieron e hicieron lo mismo que el rey.

La anécdota la cuenta Isabel Alonso, directora de la Oficina Española de Turismo en México, al referirse al origen de la tapa, bocadillo insignia de la cultura culinaria hispana. El Día Mundial de la Tapa se celebra hoy en 32 países. El objetivo del festejo es situar al platillo como un elemento clave en la promoción de aquel país.

El tapeo es habitual. La gran mayoría de los restaurant­es españoles tienen cartas especializ­adas, ideales para acompañar con un tinto, cava o cerveza; reemplazan a las comidas largas e incluso son parte del ritual de convivenci­a en la mesa.

“Cada región aporta su receta y fusión particular de los ingredient­es. Son objeto de atención, tanto de los cocineros más innovadore­s, como de los lugares más tradiciona­les, hay para todos los gustos”, comenta Alonso.

La cultura popular refiere que las tapas (pintxos, en País Vasco)son principalm­ente una rebanada de pan con proteína arriba, que puede ser de carnes frías, ave, pescados o huevo, aunque hay otras preparacio­nes, como las croquetas de jamón y las verduras que hacen las veces de recipiente, en las que se excluye el pan. Se sirven frías y calientes.

Su evolución está ligada, incluso, a la Guerra Civil española, tiempo en el que escaseaban los alimentos, por ello resultaron útiles para mitigar el hambre. Después se populariza­ron en las tabernas, servidas entre copa y copa, donde la inventiva de los cocineros creó fusiones diversas.

Iñaki López de Viñaspre, chef y fundador de Sagardi Cocineros Vascos, refiere que prepararla­s representa un reto culinario porque deben provocar una explosión de placer que entra por la vista, sigue con el olfato y remata con el gusto.

“Es alta cocina. Hoy todos los grandes cocineros tienen sus versiones, están haciendo menús de degustació­n y tienen gran éxito tanto en España como en otras partes del mundo”, explica.

Sobre las que más gustan al paladar mexicano, el chef señala las tradiciona­les como la tortilla de bacalao, las de chistorra, croquetas de jamón y el pimiento relleno de rabo de buey.

En su restaurant­e ofrece barras de tapas frías y calientes. Entre las primeras destacan las de salmón ahumado con vinagreta de cebolleta, brocheta de guindilla Ibarra, aceituna y anchoa en aceite de oliva, sardina marinada sobre hoja de espinaca con pasta de aceituna negra asada y el mousse de queso de cabra con setas y pimiento verde asado. Entre las segundas sobresalen la hamburgues­ita de ternera con mermelada de cebolla sobre pan brioche, el lomo de bacalao al pilpil con su fritada de pimiento rojo y verde, y la txistorra casera sobre pan artesanal.

Este año la Embajada de España en México eligió a Sagardi como restaurant­e sede de la celebració­n mundial. El lugar participa junto con la Universida­d Anáhuac en la organizaci­ón del concurso a la Mejor Tapa, cuya premiación también se realizará hoy.

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