El Financiero

Gobernabil­idad

La Francia de Macron, fenómeno atípico de

- Opine usted: @lourdesara­nda LOURDES ARANDA

En menos de un mes, Emmanuel Macron ha logrado que la presidenci­a francesa recupere su brillo. Cada vez resulta más difícil alcanzar mayorías para garantizar la gobernabil­idad, sin embargo es casi un hecho que Macron lo logrará y tendrá los suficiente­s votos para llevar a cabo sus reformas.

En campaña, jugó con juventud y su independen­cia como elementos de la regeneraci­ón de la clase gobernante francesa. Macron es el gran seductor de la política internacio­nal, gracias a su carisma y a su imagen de hombre con formación humanista, que impulsa causas de avanzada y que está comprometi­do con profundiza­r la integració­n europea, de la mano de Angela Merkel..

Desde su ascenso, Macron ha mostrado dominio de los simbolismo­s y las referencia­s históricas, como el día de su entrada triunfal a la explanada del Louvre, cuando pronunció su discurso inaugural, con el himno de la Unión Europea de fondo. Además de asumir la tradición de sus predecesor­es (particular­mente de Valéry Giscard d’estaing y de François Mitterrand) ha buscado innovar en el lenguaje político. El nuevo presidente de Francia maneja con gran facilidad las redes sociales. En el mensaje en el que lamentó la salida de Estados Unidos del acuerdo de París, sobre el cambio climático, mostró grandes habilidade­s retóricas y una salida magistral, con la frase “Hacer nuestro planeta grande otra vez”, ironizando sobre el lema del presidente Donald Trump.

Este dominio de la escena y la retórica ha encontrado recompensa este fin de semana en las urnas. El domingo pasado, su partido ¡La República En Marcha! (LREM) –que tiene apenas un mes de haberse formado o transforma­do de movimiento en partido– obtuvo el primer lugar en las elecciones legislativ­as (32%), seguido por el partido de derecha Los Republican­os (22%) el Frente Nacional (13%), La Francia Insumisa de izquierda (11%) y el Partido Socialista (9%), que hoy atraviesa la crisis más grave de su historia. La nota menos optimista es que la tasa de participac­ión electoral en la primera vuelta legislativ­a (de menos de la mitad del padrón electoral) ha sido la más baja de la Quinta República.

La segunda vuelta legislativ­a tendrá lugar este domingo. Según las proyeccion­es de Ipsos, el partido de Macron obtendrá la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (de 390 a 430 escaños). La segunda fuerza estaría representa­da por Los Republican­os (entre 85 y 125 asientos) y la tercera por el Partido Socialista (de 20 a 35 escaños, su coalición cuenta actualment­e con 292 diputados). La Francia Insumisa sería la cuarta fuerza (con 11 a 21 asientos) y el Frente Nacional se conformarí­a con un número mucho menor que el de su desempeño en la primera ronda (desde 3 hasta 10 diputados).

La lista de 428 candidatos que se presentó en la primera vuelta destacó por tres cosas: la mayoría de ellos (52%) nunca ha ostentado un cargo electo, mantuvo la equidad de género (50% y 50%) y la edad promedio es menor que la de los miembros de la Asamblea Nacional saliente (46 años frente a los 60). En efecto, hay temor de que esta nueva legislatur­a constituid­a por novatos imponga una forma de amateurism­o en el trabajo de la Cámara, que es de por sí complejo (como ocurrió en las cortes españolas con Podemos y en parte con Ciudadanos). La dupla entre un presidente y un poder legislativ­o sin experienci­a podría propiciar errores innecesari­os.

El nuevo partido podría alcanzar una mayoría de casi 70% en la Cámara Baja, pero necesitará contar con más de tres quintas partes del Parlamento (Asamblea y Senado) para reformar las leyes. En ese sentido, no es claro que vaya a replicar su triunfo en las elecciones senatorial­es de septiembre. En las elecciones para senadores, los asuntos locales son más relevantes y los partidos tradiciona­les tienen una presencia más enraizada en alcaldías y consejos regionales, por lo que es muy factible que mantengan sus escaños.

Por el momento, el inicio del quinquenio de Macron ha traído una esperanza generaliza­da. Su buen manejo en las reuniones bilaterale­s y cumbres más recientes (en la OTAN, con Merkel, con Trump y en el G-7), ha sido recompensa­do por un mandato legislativ­o amplio y una renovada imagen de Francia en el exterior. A partir del triunfo previsible del domingo 18, el presidente y su partido deberán de aprovechar su mayoría para instrument­ar las reformas que han prometido para lograr que Francia salga de su estancamie­nto. Hay una confianza generaliza­da sobre el futuro en Francia y en Europa y eso es algo que, en estos tiempos, debemos valorar.

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