No habrá segunda vuelta
Considerando las dificultades de procedimiento por las que están pasando iniciativas de ley, como es el caso de temas como el Mando Único Policial o la Ley de Seguridad Interior, que pretende regular la actuación de las Fuerzas Armadas, resulta extraño que en estas fechas existan voces en el Poder Legislativo que insistentemente piden un periodo extraordinario para iniciativas que proponen una segunda vuelta electoral y digan que eso es lo deseable para el proceso electoral de 2018.
Hay más de una decena de propuestas que sobre este último tema a la fecha no se han procesado en tiempo y forma en el seno de las comisiones legislativas, y eso ha imposibilitado el surgimiento del dictamen respectivo para ser discutido en los plenos de las cámaras de senadores o de diputados, impidiendo con ello el trámite correspondiente para su aprobación o rechazo.
Ayer, en el marco de la celebración de la Comisión Permanente el tema volvió a resurgir, al menos en las declaraciones de senadores y diputados, ya que las iniciativas duermen el sueño de los justos en el ámbito del trabajo legislativo.
Ha sido el Partido de Acción Nacional, principalmente, quien ha sacado nuevamente a colación el tema y ese interés lo han dejado de manifiesto durante el desarrollo de los dos primeros años de ejercicio de la actual Legislatura, sin encontrar eco en las demás bancadas parlamentarias, por lo que en esta etapa de receso no quitan el dedo del renglón. Los panistas piden que la segunda vuelta sea atendido de manera prioritaria en un periodo extraordinario de sesiones, pero el problema es que la iniciativa en cuestión implica reformas a todo el andamiaje institucional en materia electoral y proyecciones que implican retos de tipo organizativo, presupuestal, de recursos humanos y logísticos, y es ahí donde se requiere de una amplia discusión y análisis para llegar a la construcción de un dictamen, paso necesario para convocar a un extra.
Entonces hablar de modificaciones a nuestro sistema electoral con vigencia para la madre de todas las elecciones, la presidencial en 2018, no sólo está a destiempo sino que resulta hasta una pérdida de tiempo intentar subir el tema a la agenda de un eventual periodo extraordinario, sobre todo si se considera que para cualquier propuesta en ese sentido hay una veda de 90 días antes de comenzar el año electoral que inicia en septiembre de este año y la veda inició en junio del presente.
Es cierto, a la iniciativa se han sumado voces para que se legisle al respecto y parten de escenarios que señalan que si en este momento se celebraran las elecciones presidenciales ninguno de los cuatro partidos más fuertes en competencia, PRI, PAN, Morena y PRD, por si solo obtendría más del 50% de los votos, de ahí que se plantee una segunda vuelta con los dos contendientes que obtuvieron las más altas votaciones y bajo ese procedimiento el nuevo gobierno alcanzaría más de la mitad de la votación total a través de alianzas estratégicas, con la idea de dar mayor legitimidad al mismo.
En ese contexto, Pablo Escudero Morales, presidente de la Mesa Directiva del Senado, hace algunas semanas dejó en claro que ya no hay tiempo para una reforma en ese sentido, ya que “por tratarse de un cambio constitucional, tenía que haber ido a las dos Cámaras, en un extraordinario, y luego ir a recorrer los estados. Evidentemente ya no hay tiempo para eso”.
Segundas vueltas las vimos recientemente en países como Argentina y Perú, y bajo esa modalidad en Francia acaban de elegir a su actual presidente, Emmanuel Macron, y por lo que se percibe, de escenarios de votaciones cerradas en México, hay muchas probabilidades de que ese modelo esté vigente para nuestro país para la elección presidencial de 2024, porque para 2018 el tiempo ya se agotó, aunque también hay quien propone que el modelo se aplique para gobiernos estatales y municipales, y en ese caso podría aplicar en 2019 si el tema se resuelve en lo que resta de la LXIII Legislatura.
Opine usted: opinion@ elfinanciero. com.mx