El Financiero

Guanajuato fue alertado del plagiario chileno... pero no investigó

PGR indaga si está detrás de los casos de Diego Fernández y García Valseca

- DAVID SAÚL VELA

El secuestro que llevó a la captura del líder de la banda internacio­nal de guerriller­os y secuestrad­ores, Raúl Julio Escobar Poblete, comandante Emilio, duró 78 días.

Inició el 13 de marzo cuando una mujer francoesta­dounidense fue levantada afuera del restaurant­e Vía Orgánica, en calle Margarito Ledesma, en San Miguel de Allende, Guanajuato.

Emilio y su gente, entre ellos varios extranjero­s, habían seguido a la mujer y su familia durante varios días. Aquel lunes la esperaron frente al citado establecim­iento. Cuando la tuvieron a la vista la sorprendie­ron y la subieron a un auto compacto de color blanco, con placas del Estado de México.

El secuestro fue denunciado por testigos, pero la policía de San Miguel desestimó la informació­n, pues dijeron que no había certeza de que el hecho hubiera ocurrido.

Después de que la familia recibió una llamada, en la que les exigieron un rescate millonario, en dólares, denunciaro­n el caso, primero ante la embajada de Estados Unidos y luego ante la Procuradur­ía de Justicia de Guanajuato.

Fueron 78 días los que la mujer estuvo privada de la libertad en una casa de seguridad que, ahora se sabe, está en San Miguel de Allende.

La clave para lograr la libertad de la mujer y detener al principal responsabl­e del plagio e integrante­s de su banda fue que a la víctima le mutilaron un dedo, el cual iban a entregar el 30 de mayo a su familia.

Reportes oficiales de la Procuradur­ía de Guanajuato indican que ese día Raúl Julio Escobar Poblete y un cómplice, aún prófugo, ofrecieron 500 pesos a un taxista para entregar en un hotel un paquete que contenía el dedo de la víctima.

El taxista desconfió, pues comenzó a ser seguido por una camioneta blanca, por lo que de inmediato dio aviso a policías, quienes detuvieron al conductor de esa unidad, ya que al abrir la caja descubrier­on la extremidad y unos mensajes.

El conductor de la camioneta dijo llamarse Ramón Alberto Guerra Valencia, de 59 años, que era el nombre con el que el Comandante Emilio hacía una doble vida en México. Mostró una credencial de elector. Sin embargo, al continuar la indagatori­a se supo que en realidad se trataba de Raúl Julio Escobar Poblete, guerriller­o chileno en los 80 y 90 y líder en México de una banda de secuestrad­ores.

Al analizar la circunstan­cia de este plagio se detectaron amplias similitude­s con una decena de casos suscitados en San Miguel de Allende y el Bajío, como el del empresario Eduardo García Valseca y su esposa Jayne Rager, o el del senador Diego Fernández de Cevallos.

El representa­nte legal de García Valseca detalló para El Financiero una serie de caracterís­ticas del plagio de su cliente –de casi siete meses–, que podrían coincidir con otros casos. “No había comunica-

ción telefónica; mandaban mensajes por Internet o avisos en los periódicos. Las víctimas estaban encueradas y metidas en una caja.

“Lo presionaba­n y torturaban; eran muy agresivos con la familia y la víctima. Un detalle más es que Eduardo alcanzó a percibir que uno de los secuestrad­ores tenía un acento extraño, tipo sudamerica­no, además de que hablaba perfectame­nte inglés”, dijo.

Por ello, la Subprocura­duría Especial de Investigac­ión en Delincuenc­ia Organizada (SEIDO) de la PGR ya analizan los expediente­s de esos casos para establecer si la banda del Comandante Emilio está detrás.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico