El Financiero

USO DE RAZÓN

En México hay un partido que tiene dueño

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PABLO HIRIART

Para los que alegan iniquidad en las contiendas electorale­s, ahí está el dato de los spots en que ha aparecido López Obrador en radio y televisión en tres años: dos millones cien mil (El Financiero, 14 de junio).

Hablamos de mil 900 anuncios diarios, incluidos domingos y festivos.

Es campaña presidenci­al adelantada, sin duda. Pero nadie lo toca porque no es políticame­nte correcto criticarlo: le temen a su legión de golpeadore­s en redes sociales.

Dentro de Morena no hay quien haya protestado porque AMLO es el dueño del partido.

Estamos ante una vergüenza para la democracia, y peor aún si ésta se da entre la izquierda que dice tener principios.

En México hay un partido que es propiedad de una persona.

Ninguna voz de la izquierda mexicana protesta en los medios por ese hecho que es impensable en el mundo democrátic­o.

Tal vez sus únicas comparacio­nes son los partidos populistas Frente Nacional, de Francia, propiedad de la familia Le Pen, y Forza Italia, de Silvio Berlusconi.

Hace años un importante sector de los comentaris­tas políticos no soportó que Jorge Emilio González Torres fuese el dueño de un partido con registro, el Verde. Esa agrupación política acusó recibo de la queja y su dirigente fue prácticame­nte retirado de la actividad pública.

No ha pasado lo mismo con AMLO, a quien se le tolera eso y más.

Pero aunque muchos lo soslayen y minimicen, el mundo debe saber que en México hay un partido con dueño, que recibe 400 millones de pesos al año de parte del Estado, y acapara dos millones 100 mil spots de los dos millones 600 mil que le correspond­en a Morena y a sus distintos candidatos en todo el país.

Se ha luchado por años contra la iniquidad en la utilizació­n de los programas sociales por parte de los partidos que han gobernado el país, PRI y PAN. Y se ha avanzado mucho.

Aunque con la izquierda lopezobrad­orista se hace mutis.

Cuando llegó al poder en el DF utilizó los programas sociales para su promoción política. Y los usó de la manera más abierta y desvergonz­ada.

El apoyo económico a los adultos mayores tenía como correspond­iente que ellos fueran a los mítines previo pase de lista. Todas las recetas de Salud del DF tenían su foto. Vaya, hasta los preservati­vos masculinos que repartía el sector Salud capitalino traían su cara (nota y foto de Raymundo Sánchez, en Crónica).

La izquierda no dijo nada. Y quienes sí lo señalaban eran víctimas del linchamien­tos de los medios y comunicado­res afines a ese político.

Todavía hay ingenuos que se preguntan por qué López Obrador tiene tanto voto en la Ciudad de México.

Es producto del clientelis­mo construido cuando gobernó la capital. Y derrochó dinero público, como ningún Presidente en la historia de México, en promociona­r su imagen personal.

Eso va a hacer si llega a la Presidenci­a. No nos lo vamos a quitar de encima a él y a su familia por generacion­es.

Ya es dueño de un partido. Quiere ser dueño del poder político en México y numerosos empresario­s y comunicado­res le hacen el juego. Se van a arrepentir si gana.

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