El Financiero

La sexta República

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Si no ocurrió nada extraordin­ario, el día de ayer, la coalición encabezada por Macron habrá ganado entre 70 y 80% del parlamento. Propiament­e, estaremos hablando de un nuevo régimen en Francia, de la Sexta República.

En Francia se han numerado las distintas épocas en las que ha habido una República: la Primera va de 1792 a 1804, cuando Napoleón decidió coronarse emperador. La Segunda, de 1848 a 1852, cuando Luis Napoleón se hizo del poder. A partir de 1870 inicia la Tercera República, que termina en 1940, con el gobierno de ocupación de Vichy. La Cuarta es igual de breve que la Primera, de 1946 a 1958, y terminó con el desastre de la guerra en Argelia y el regreso de De Gaulle. Desde entonces el régimen se ha llamado “la Quinta República”. Creo que eso terminó ayer.

Emmanuel Macron no sólo ganó la presidenci­a de Francia, sino una mayoría que casi ningún gobernante en ese país ha conocido. Eso le permite llevar a cabo una transforma­ción profunda. Tal vez tanto como el Pacto por México (tan menospreci­ado acá). No sólo tiene el músculo político para ello, sino la obligación: la economía de Francia está al borde del colapso. No son competitiv­os, no hay forma de reducir la tasa de desempleo, y fue precisamen­te eso lo que le dio a Macron la mayoría que hoy tiene. La base de su planteamie­nto, como bien identifica The Economist, es el abandono de las políticas de izquierda y derecha para abrazar los procesos actuales: cambio tecnológic­o, reto ambiental, amenaza demográfic­a.

La misma revista recuerda una entrevista de Macron hace un par de años, donde él afirma que los franceses lo que realmente quieren es un rey. Tal vez es una referencia metafórica a una persona que se ubique por encima de la disputa política cotidiana, y en ese sentido, él se ha ganado ese puesto. Ahora hay que traducir eso en nuevas reglas, que implicarán no sólo aplicar la mayoría legislativ­a sino enfrentar las protestas de las minorías en las calles. Porque no va a ser fácil liberar el mercado laboral, que es uno de los grandes problemas de Francia, por poner un ejemplo. Junto con Italia, Francia tiene una de las leyes laborales más restrictiv­as de Europa, y del mundo. En un tuit, hace dos años, Macron decía: “emprender es la nueva Francia”.

Si Francia quiere mantener su lugar de privilegio junto a Alemania, en el liderazgo europeo, tiene que realizar cambios muy profundos. Cambios que, en realidad, representa­n un régimen diferente, y por eso me refiero a la Sexta República. Sin esos cambios, muy rápidament­e Francia dejará de estar entre las diez economías más grandes del mundo, y aunque hay algunas cosas que seguirán haciendo mejor que nadie, tendrán que olvidarse de la posición que tuvieron durante más de 300 años.

En el fondo, lo que esta Sexta República nos confirma es el fin del mundo bipolar de la posguerra, el mundo de izquierda y derecha que terminó hace más de 20 años. Dejar atrás ese mundo implica olvidarse de las regulacion­es que han hecho a Francia una economía anquilosad­a, sin tirarse al remolino del libertinaj­e financiero. No es que sea imposible, es sólo que en un entorno que ya no es mediático, sino “socialnéti­co”, mantener el timón firme no es para cualquiera.

Pero el hundimient­o anglosajón, que ya hemos comentado (y que hoy avanza, con el inicio formal del Brexit), le abre un gran espacio a Macron: hay un hombre de paja para distraer y encauzar. Todo indica que él lo sabe, y lo explotará. Hay cosas que aprender, pues.

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Profesor de la Escuela de Gobierno, Tec de Monterrey

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