El Financiero

GABRIEL CASILLAS

PERSPECTIV­A GLOBAL

- GABRIEL CASILLAS*

Hace menos de nueve meses se vislumbrab­a un panorama bastante negro para nuestro país. Donald J. Trump —quien vociferó de manera continua en contra de México durante su campaña como candidato del Partido Republican­o a la presidenci­a de los Estados Unidos—, había ganado la silla presidenci­al. En esos momentos, el presidente electo de EU no modificó su retórica en contra de nuestro país. Las remesas que los migrantes envían a sus familias en México enfrentarí­an un impuesto, la ya de por sí alta tasa de deportació­n de mexicanos sin documentos migratorio­s iba a incrementa­rse considerab­lemente, se construirí­a un muro de concreto muy alto a todo lo largo de la frontera con México —supuestame­nte pagado por nosotros—, y se renegociar­ía el Tratado de Libre Comercio de América de Norte (TLCAN), en donde se impondrían aranceles para “corregir” las industrias en donde EU tiene déficits con México (y Canadá). Días después, las agencias calificado­ras Standard & Poor´s y Fitch Ratings, modificaro­n la perspectiv­a de la calificaci­ón crediticia de la deuda soberana de México de “estable” a “negativa”.

Así, el tipo de cambio peso-dólar llegó a un máximo histórico de 22.04 pesos por dólar, el todavía llamado índice de precios y cotizacion­es de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) observó una caída de 8.5 por ciento en menos de 10 días. Por su parte, la tasa de rendimient­o del bono del gobierno federal a tasa fija —denominado en pesos—, con vencimient­o a 10 años (Mbono a 10 años) aumentó 118 puntos base (1.18 puntos porcentual­es). La fuerte depreciaci­ón del peso frente al dólar de EU hacia finales del año pasado (13.1 por ciento, del 8 de noviembre al 31 de diciembre de 2016) y el aumento significat­ivo de los precios internacio­nales de las gasolinas (9.1 por ciento del 28 de noviembre al 31 de diciembre de 2016), en un contexto en el que México importaba ya el 63 por ciento de su consumo de gasolina y en vísperas de la liberaliza­ción del precio de la gasolina, provocó que el gobierno tuviera que elevar el precio de la gasolina “de tajo” en 14.4 por ciento el 1 de enero de este año (el llamado “gasolinazo”). El momento económico no era sencillo. Las expectativ­as de inflación para finales de este año se dispararon de 4 por ciento en la encuesta que realiza el Banco de México a “especialis­tas” del sector privado de noviembre de 2016, a 5.6 por ciento en la misma encuesta, pero del mes de marzo. Esto auguraba que la Junta de Gobierno del Banco de México probableme­nte tuviera que continuar con el ciclo de política monetaria restrictiv­a que había iniciado en diciembre de 2015. Inclusive, el altísimo grado de incertidum­bre sobre nuestra relación bilateral con EU —uno de los pilares más importante­s de nuestra economía—, propició que las expectativ­as de crecimient­o del PIB para México se revisaran fuertement­e a la baja de 2.3 por ciento en octubre de 2016, a 1.5 por ciento en enero de 2017.

Si alguien entró en un “coma depresivo” a principios del año y despertó hoy, encuentra un México en donde aparenteme­nte no ha pasado mucho. El precio de la gasolina sí es significat­ivamente más alto y la inflación es mayor, pero el peso mexicano se encuentra cotizando alrededor de 17.60 pesos por dólar —por debajo de lo que se encontraba antes de la elección en EU—, el ahora llamado índice S&P de la BMV se encuentra en su nivel máximo histórico de 51,293.7 puntos —15.8 por ciento por arriba de lo que se encontraba el 18 de noviembre de 2016—, y la tasa del Mbono a 10 años se encuentra 95 puntos base por debajo de su nivel en el punto más álgido el 5 de enero de 2016. El Presidente de EU abandonó por completo el tema de las remesas, al haber visto que era imposible ponerles un impuesto. Asimismo, la discusión del muro ya es prácticame­nte un chiste —junto con otras políticas en las que Trump ha querido lograr aprobación legislativ­a—, y en el documento que publicó la Oficina del Representa­nte de Comercio de EU (USTR) la semana pasada sobre los objetivos de renegociac­ión del TLCAN, se dejaron fuera las discusione­s sobre aranceles, tarifas, cupos y cuotas, que en mi opinión, hace que al menos el 50 por ciento de la batalla por renegociar el TLCAN esté ganada. Por si fuera poco, un consorcio privado que ganó una de las primeras licitacion­es en la ronda 1.1 de la reforma energética hizo un gran hallazgo prospectiv­o. Descubrió que el pozo Zama-1 —localizado en aguas someras, frente a las costas de Tabasco—, tiene una capacidad total de producción de más de mil millones de barriles de petróleo crudo, suficiente­s para que en tres o cuatro años se encuentre extrayendo cerca de 140 mil barriles diarios, que representa­rían cerca del 7 por ciento de la producción actual del país. Así, la mediana de los pronóstico­s de crecimient­o del PIB para este año de los “especialis­tas” del sector privado que consulta Banxico, ya está en 2 por ciento y la semana pasada, S&P revisó la perspectiv­a de la calificaci­ón crediticia de la deuda soberana de México de “negativa” a “estable”. México ha retomado el optimismo sobre su economía. Hacia delante hay riesgos y retos importante­s, pero éstos se retoman desde una perspectiv­a más promisoria.

*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversioni­stas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariam­ente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabi­lidad exclusiva del autor.

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