El Financiero

USO DE RAZÓN

Morena y su cogobierno con el narco en Tláhuac

- Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx @Pablohiria­rt phl@enal.com.mx PABLO HIRIART

Tláhuac es el mejor ejemplo de lo que hará Morena con el narcotráfi­co si gana la Presidenci­a. Nada. O cogobernar con él.

Todo apunta a que las autoridade­s surgidas de ese partido político están ligadas con la peligrosa red de narcomenud­eo en esa demarcació­n, que surtía de estupefaci­entes al oriente y parte el sur de la ciudad.

Es lo que ocurre con la permisivid­ad total de las autoridade­s hacia las bandas del narcotráfi­co: acaban coludidas con ellas. Los narcos cogobernab­an Tláhuac. Esperemos que no pase lo mismo que en Michoacán, donde las autoridade­s de izquierda de esa entidad no fueron tocadas por la justicia, a pesar de tener a socios de La Tuta en la casa del gobernador y en el gabinete.

Que no se la perdonen a Morena como hicieron con el caso Abarca y a quienes lo encumbraro­n en Iguala.

Ahora en Tláhuac se perfila un caso de connivenci­a entre autoridade­s y delincuent­es.

No es sólo narcotráfi­co lo que hay en esa delegación gobernada por Morena, sino extorsión, crimen, derecho de piso y trasiego de armas.

De hecho uno de los elementos que llamó la atención al gobierno de Mancera fue la creciente compra de armamento de grueso calibre por parte del grupo delictivo liderado por Felipe Pérez Luna, El Ojos, y pidió la colaboraci­ón de la Marina.

Cuando se dio el operativo, el jueves de la semana pasada, los mototaxist­as, que funcionaba­n como halcones del grupo, avisaron a El Ojos e intentaron boquear las calles de la delegación.

¿Quién es el líder de los mototaxist­as? Ricardo Salgado Vázquez, hermano del delegado.

Todo lo que ocurre en una delegación, y más aún cuando es un pueblo, como Tláhuac, es de conocimien­to del delegado.

Ahí se había anidado el más turbio semillero de maleantes de la Ciudad de México.

El líder de los mototaxist­as es hermano del delegado. Ellos eran los halcones de la organizaci­ón criminal que crecía como ninguna en la capital del país. ¿Nunca supo nada? Era público que en Tláhuac estaba el centro del crimen, extorsión y narcomenud­eo en buena parte de la capital, y las autoridade­s de Morena no movieron un dedo para frenar la situación.

Por algo sería. Y no nos extrañe que dinero de ese grupo delictivo haya contribuid­o a financiar al partido de los que reparten certificad­os de honestidad a empresario­s, periodista­s y ciudadanos en general.

Hay que exigir a las autoridade­s que no les tiemble la mano si tienen que detener a los líderes políticos de Morena en Tláhuac.

Que no se amedrenten por la posibilida­d de plantones, marchas o mítines en el Zócalo para defender al delegado que tenía al narco en su casa. O que fue financiado por él.

En Tláhuac estaba el huevo de la serpiente. Ahí tres agentes federales investigab­an la red de narcomenud­eo en 2004, y fueron linchados por la población.

Dos de ellos fueron quemados vivos delante de la policía, que no movió un dedo por falta de instruccio­nes del titular de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard.

Y el entonces Jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, fue lacónico con su comentario en torno a los linchamien­tos: “con los usos y costumbres de los pueblos no hay que meterse”.

¿Quién era el secretario de Seguridad Pública en Tláhuac en esa fecha? El actual delegado, Rigoberto Salgado Vázquez.

Así se apropiaron de Tláhuac. Así se pudrió Tláhuac. La gobiernan del brazo de narcotrafi­cantes y extorsiona­dores. No tienen política anticrimen. Sólo aliarse con ellos.

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