Puntea Batres para la CDMX
El cinismo de los jefes delegacionales Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal no tiene límite: ambos aspiran a gobernar la capital del país y no han podido ni siquiera atender la problemática de sus demarcaciones.
En Tlalpan la inseguridad pública está en niveles insoportables y ahora se sabe que el Cártel de Tláhuac ya permeó la zona media y alta del Ajusco; además, la corrupción de inspectores de vía pública y de obras es cada día más insultante. En Cuauhtémoc la administración local está peor: giros negros, corrupción y negocios familiares con los contratos de remodelación de banquetas, son temas que han acompañado al oriundo de Zacatecas desde su inicio como titular en la jefatura delegacional.
El menos peor es Martí Batres Guadarrama, y no porque tenga más experiencia en la función pública, sino porque simplemente no se ha sentado en un puesto de alta responsabilidad en los últimos años, y eso lo ha quitado del reflector mediático, como el que lo acusaba de aparentes desvíos de recursos cuando era secretario de Desarrollo Social en los tiempos de Marcelo Ebrard.
No obstante lo anterior, Batres tiene fama de ser buen operador político, es muy cercano al líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y de ahí que actualmente sea el dirigente de este partido en la Ciudad de México. Martí es conocedor de las entrañas de la política local y conoce a la perfección la estructura organizacional de ese partido; sabe cómo manejar a los grupos de la capital, lo que en automático lo convierte en una buena opción.
Es cierto, Monreal y Sheinbaum son las cartas fuertes del Peje, pero en la lógica de un rompimiento o división de la militancia por el enfrentamiento entre estos dos personajes, Batres surge como una opción ganadora y de consenso entre la militancia.
Por lo pronto, de aquí al 12 de agosto, estos tres nombres estarán en franca promoción política y mediática, y, de los tres, el único que lo hará sin problema alguno es Batres Guadarrama, pues él sigue en los suyo, en tanto que los otros dos primero tendrán que pasar el duro filtro de desgaste que han tenido en sus demarcaciones, lo que en principio los pone en desventaja con el tercer competidor.
Aunque se ha deslizado que será una encuesta o el consenso de los cuadros dirigentes el método para elegir a su abanderado, de antemano se sabe que al final el único procedimiento que será tomado en cuenta es lo que diga el dedito del dirigente nacional, AMLO, porque esa es la constante que se ha seguido en casi todos los procesos electorales en los que hasta ahora ha participado Morena, de ahí que Batres puede ser la sorpresa.
El destape de Sheinbaum, Monreal o Batres tiene además otra lectura, y esta parece ser una provocación a las reglas recién aprobadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), que van en sentido de evitar campañas políticas adelantadas y el uso indiscriminado de promociones personales con recursos públicos, así como el abuso de estas prácticas en las nuevas tecnologías de la comunicación por parte de aspirantes y partidos políticos, mismas que entrarán en vigor hasta el 8 de septiembre próximo.
Ese es el meollo en todo este acuerdo de Morena, el destape un mes antes de esa fecha les dará promoción indiscriminada junto a los spots de su líder. Además, si es electo Martí no tendrá que renunciar a nada, pero si no es él, sus adversarios, desde ya, se verían obligados a separarse de sus cargos y además cargar con la enorme loza de no haber cumplido a los ciudadanos que los eligieron.