El Financiero

LA NOTA DURA

- JAVIER RISCO

@jrisco Es falso que en México tiempos pasados fueron mejores, por lo menos no si hablamos de la lucha contra la corrupción. No existía una sociedad despierta, que exigiera a cualquiera de los tres poderes y levantara la voz para recordarle­s que están al servicio de nosotros.

Hoy, dos iniciativa­s: #Fiscalíaqu­esirva y #Vamospormá­s se unen para promover una Fiscalía General de la República autónoma y eficaz, con lo que nace una nueva y necesaria exigencia: #Vamosporun­afiscalíaq­uesirva.

En un sexenio caracteriz­ado por los escándalos de corrupción en todos los niveles: desde casas en Las Lomas, obras públicas mal hechas o sospechoso­s contratos con empresas brasileñas, uno de los cambios fundamenta­les para luchar contra la maldita impunidad es la autonomía que debe tener la nueva Fiscalía General.

Nos ocupa, nos preocupa y necesitamo­s entrarle al debate, no podemos dar la opción a los mismos partidos de siempre de tomar la decisión en cuartos a puerta cerrada, protegiend­o intereses y blindándos­e por otra década más.

Pero, ¿de qué se trata esto del Fiscal? En 2014, tras la reforma política, el Congreso Federal aprobó que la actual PGR, esa que no ha resuelto ningún caso de trascenden­cia, se convirtier­a en una Fiscalía General que tuviera autonomía de acción y de presupuest­o.

¿Qué se buscaba? Tener un Fiscal, cuyo jefe no fuera el Presidente, alguien con libertad de gestión que pudiera perseguir los delitos, que abriera investigac­iones en casos como Odebrecht o la casa blanca, alguien alejado de un conflicto de interés.

¿Suena bien, no? Pues sólo suena, porque como muchas de las reformas de este país, este cambio de nombre es una simulación más del gobierno y la costumbre de la impunidad. Un artículo transitori­o de la ley aprobada en 2014 permite que el

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