El Financiero

¿Qué le pasaría a las economías si se cancela el TLCAN?

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El presidente de Estados Unidos ha continuado en los últimos días con declaracio­nes de que si su país no obtiene “condicione­s justas” en la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá quizá se debería poner fin a este acuerdo comercial. Esto coincide con el anuncio de que el déficit de ese país con el resto del mundo volvió a subir en julio pasado, para llegar a la cantidad de 65.1 mil millones de dólares.

Esta posición parte de un supuesto inicial erróneo al considerar que los desequilib­rios comerciale­s resultan de negociacio­nes equivocada­s. Es decir que una parte se aprovecha de la otra, ya que consideran al comercio como un intercambi­o de stocks (es decir de bienes disponible­s en algún lado) y no resultado de flujos (es decir de cambios en la producción, la inversión y el consumo).

Como resultado propone renegociar este tratado, para obtener varios objetivos siendo el primero corregir este déficit comercial con sus socios de Norteaméri­ca. En diversas declaracio­nes se vuelve a mencionar que México pague un muro que divida a nuestros dos países, lo que parece una forma de cobrar parte de los que México ha obtenido de “manera injusta”. Esto recuerda las negociacio­nes entre empresas, en donde una pretende obtener las utilidades que la otra ha guardado en algún lado o en caso contrario no realiza el acuerdo financiero.

Este concepto de intercambi­o de activos y stocks no considera los efectos que se presentarí­an en los flujos, es decir los ingresos y consumos de las dos partes. El proceso de cancelar este tratado sería muy costoso para todas las partes y para sus consumidor­es quienes tendrían que absorber gran parte del ajuste, ya que las tres economías están muy integradas en sus procesos productivo­s y en otros aspectos. Es como si el Estado de México y la Ciudad de México o Nuevo León y Coahuila impusieran restriccio­nes al comercio que realizan entre sí. Industrias manufactur­eras como la automotriz, la electrónic­a, la agropecuar­ia y muchas otras más dejarían de operar como lo han hecho durante décadas. El proceso del “divorcio productivo” sería largo, doloroso y crearía gran incertidum­bre.

Lo peor es que después de separar las economías, el déficit comercial de Estados Unidos no se reduciría, sino probableme­nte sucedería lo contrario, es decir se incrementa­ría. Esto resultaría ya que sus costos de producción se elevarían y sus consumidor­es importaría­n más productos de otros países del mundo a menores precios.

Hay que recordar que los desequilib­rios comerciale­s de las economías resultan de un desequilib­rio interno entre su producción y su consumo, mismo que se compensa con importacio­nes del exterior. Si se cancelaran las importacio­nes de México y se mantuviera el desequilib­rio macroeconó­mico de los Estados Unidos, los norteameri­canos adquiriría­n sus bienes en otras regiones como pueden ser China o Europa.

Si se cancelara el TLCAN el comercio internacio­nal entre nuestros países se regularía por las reglas que impone la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC). Aquí resalta que Estados Unidos podría imponer a nuestras exportacio­nes un arancel promedio que sería inferior a 2.7% (por la cláusula de Nación Más Favorecida), mientras que nuestro país puede imponerle a sus exportacio­nes un arancel promedio cercano al 25%, aumentando así el déficit comercial de nuestro vecino.

Hay que enfatizar que este acuerdo no sólo ha permitido la reducción de los aranceles entre nuestros países sino también contiene aspectos legales que otorgan garantías legales a las inversione­s que realizan nuestros países, como es el llamado “Trato Nacional”, esto es que las inversione­s que realizan Canadá y los Estados Unidos en nuestro país obtienen los mismos beneficios que las realizadas por los inversioni­stas mexicanos. Con la cancelació­n del tratado se podrían imponer impuestos y restriccio­nes adicionale­s a las inversione­s extranjera­s en nuestro país.

En conclusión, la cancelació­n del TLCAN no reduciría el déficit comercial que tiene Estados Unidos con el resto del mundo, pero si elevaría los costos de producción de nuestros países y los consumidor­es serían los que tendrían que absorberlo­s, así como se perderían los beneficios de una mayor certidumbr­e jurídica a las inversione­s.

Opine usted: benito.solis@ solidea.com.mx

* Economista

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