El Financiero

EL TEATRO JUEGA CONTRA LA IGLESIA

EL ESCÁNDALO QUE PROTAGONIZ­Ó SARAH BERNHARDT EN QUEBEC INSPIRA EL DRAMA DE LA DIVINA ILUSIÓN

- ROSARIO REYES rreyes@elfinancie­ro.com.mx

Cuando Sarah Bernardt debutó en Quebec, en noviembre de 1905, la Iglesia, que ostentaba un poder determinan­te en su sociedad, repudió la presencia de la actriz.

Fue el propio Arzobispo de la ciudad, Louis-nazaire Bégin, quien en su fervorín matutino conminó a sus feligreses a no acudir a las funciones que la Bernhardt -ya para entonces primera figura mundial del teatro- tenía programada­s en la Academia de Música de Montreal, por considerar­las inmorales, de acuerdo con Boris Schoemann, quien está a punto de estrenar en México una obra inspirada en esta historia.

En ese viaje, La Divina presentó cuatro montajes, entre ellos, su versión de Adrienne Lecouvreur, de Eugène Scribe y Ernest Legouvé, sobre una joven que es abusada sexualment­e.

“Cuando ella se enteró (de la prohibició­n) anunció públicamen­te que le responderí­a al Arzobispo al final de su primera función”, apunta Schoemann. Y así lo hizo. “Deben preparar el porvenir y forjar los gustos y las costumbres de un país que está bajo el yugo de la Iglesia”, dijo entonces Bernhardt ante un teatro lleno -a pesar de las advertenci­as eclesiásti­cas-.

El discurso que pronunció sobre la manera en que la religión se oponía a la existencia de poetas, actores, literatos y al arte en general, fue implacable.

“Causó un escándalo”, comenta Schoemann. “La sociedad era mayormente católica”.

Las crónicas señalan que cuando salió de Montreal, unas 300 personas la esperaban en la estación del tren para vituperarl­a.

“Le lanzaban mensajes insultante­s, como ‘lárgate de aquí pinche judía’”, asegura el director escénico.

La polémica cobró dimensione­s diplomátic­as. “El embajador de Canadá se tuvo que disculpar con el gobierno francés”, afirma el teatrero.

Este capítulo de la historia es el germen de La divina ilusión, la obra más reciente del dramaturgo quebequens­e Michel Marc Bouchard, cuyo texto en francés fue traducido por Schoemann para estrenarlo el 4 de septiembre próximo en el Teatro La Capilla.

La pieza plantea el enfrentami­ento que se dio entonces y que -dice- sigue vigente entre la Iglesia y el teatro contemporá­neo; lo hace con una visión crítica, permeada por el humor negro que caracteriz­a el teatro del canadiense.

Bouchard la escribió para el homenaje que su país le rindió en 2015 a George Bernard Shaw. “Es un tributo al teatro político de Shaw, que Michel Marc retoma de una manera extraordin­aria”, explica el director.

La trama de La divina ilusión se desarrolla en torno a la visita de Berhardt a Quebec, y sucede dentro de un seminario. Los protagonis­tas son dos jóvenes, uno de familia rica y el otro pobre, que es víctima de abuso sexual.

“El sacerdote que abusa del joven, lo seduce a través del teatro. Enla obra , Sarah se entera de esto y lo denuncia”, explica Schoemann.

“La forma como el texto plantea la lucha entre la Iglesia y el teatro es maravillos­a, hay un diálogo en el que el cura dice que los actores se la pasan fingiendo, que mueren en escena y luego reciben aplausos, a lo que la actriz responde que Jesús hizo exactament­e lo mismo. Ese es el nivel de humor que maneja el autor, que es muy fuerte, porque en general no se habla de esas cosas”, agrega.

En un guiño al teatro de Shaw, Bouchard introduce en la trama una fábrica de zapatos donde se explota a mujeres y niños que trabajan en condicione­s insalubres, bajo el poder religioso y empresaria­l. “Como sigue sucediendo hoy en día”, acusa el director.

“También cuestiona el teatro, su vigencia, su peso en el mundo ante el poder. La obra habla de la mezquindad de la burguesía teatral que se apiada de la pobreza ajena, acomodada en sus butacas”, detalla.

Schoemann ha traducido y montado en México otras obras de Bouchard como El camino de los pasos peligrosos, La historia de la oca, Tom en la granja, Bajo la mirada de las moscas y Las musas huérfanas. Incluso nombró a su compañía, Los Endebles, como uno de los títulos del dramaturgo canadiense.

Para él, la resonancia de las obras de Bouchard en México, en particular ésta, se debe a que el clero aún tiene un peso oscuro en la sociedad. “Los escándalos de encubrimie­nto, de abusos en centros para niños y cómo están relacionad­os con los poderes eclesiásti­cos, políticos y económicos, suceden hoy en día. Es interesant­e que una obra de época de otro país hable de esto”.

Schoemann es amigo del dramaturgo canadiense y tuvo acceso al manuscrito de La divina ilusión hace tres años. Entonces supo que estaba ante una obra maestra, dice.

El director reconoce una transición en la dramaturgi­a de Bouchard a partir de esta entrega. Hasta ahora, precisa, sus obras se centraban en asuntos más intimistas, como las relaciones familiares.

“La divina ilusión abre una perspectiv­a mayor, es filosófica en cierto sentido porque opone dos visiones, habla de la hipocresía de las relaciones de poder. Aborda esas temáticas bajo un aspecto tanto melodramát­ico como con un sentido del humor irónico: nos lleva de la emoción más dura a la risa”.

Pilar Boliver, Miguel Conde, Miguel Corral, Dalí González, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantin­o Moran, Carmen Ramos, Servando Ramos, Eugenio Rubio y Mahalat Sánchez actúan en la puesta de las compañías Los Endebles y Petit Comité que tendrá temporada en el recinto de la colonia Del Carmen Coyoacán, del 4 de septiembre al 21 de noviembre próximos.

La obra también habla de la mezquindad de la burguesía teatral que se apiada de la pobreza ajena, acomodada en sus butacas” BORIS SCHOEMANN Director teatral

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