“DE USTED”, POR FAVOR
al bulto que yacía en la arena, provocando una escalofriante herida en el cuello al torero. Momentos de angustia, momentos de miedo al comprobar una vez más la verdad que encierra La Fiesta, la danza artística entre la vida y la muerte, el poder brutal del toro ante el valor y gracia del torero.
Honor y respeto a los toreros, estos hombres son tan valientes que ponen en juego su vida a cambio de perseguir un sueño casi imposible de lograr, ser Figura del Toreo. Es tal su vocación, que logran cosas impensables para el resto de los mortales. Ya salirle a un toro es de incalculable mérito, luego desarrollar el sentimiento artístico ante las embestidas de los toros es aún más meritorio; lograr que la magia se dé ante un toro dentro de una plaza, es ya casi un milagro, todo con el único fin de crear arte y emocionar a la gente que tiene la sensibilidad de sentirse viva disfrutando con el toreo.
Ver a un hombre con el cuello abierto, tener la garra y voluntad de no dejar el ruedo hasta terminar su obra, y volver para torear a su segundo astado, es admirable. ¡Vaya ejemplo de hombría, de torería y de corazón! Estoy convencido de que los toreros son de los últimos héroes que quedan en el mundo; así como los rescatistas pusieron su vida en la línea por salvar a sus semejantes, los toreros lo hacen para alimentar su espíritu artista y salpicar a los aficionados con el arte de la tauromaquia.
Matador Macías, todo mi respeto, ha aportado usted grandeza a este arte y a esta cultura que defenderemos a muerte siguiendo su ejemplo y sintiéndonos orgullosos de admirar a los toreros.