La hora de México
Líderes de opinión y la población en general han solicitado a los partidos políticos y a los aspirantes en la carrera presidencial, dar a conocer los proyectos que tienen en su sueño de querer gobernar a la nación, porque hasta ahora hay quienes son muy conocidos en foto o por sus ocurrencias discursivas, pero de programas e ideas poco se sabe de ellos.
De los hombres y mujeres que se mencionan para competir por la Presidencia de la República, son pocos los que han hecho alguna propuesta razonable que resuelva algunos de los problemas más graves que tiene el país y, aunque no son tiempos de hacerlas en virtud de los ordenamientos electorales, es necesario rescatar por lo menos las alternativas de solución. Margarita Zavala es uno de esos pocos casos.
Es tan confusa la participación de algunos partidos que con tal de ganar han hecho una mezcolanza en lo ideológico, al grado que sus seguidores, en una visión simple, muchas veces no saben si van a misa o un antro, o si van por hostias o churros de mariguana, porque las acciones que unos condenan otros los aprueban.
Y así, mientras unos navegan en medio de confusiones ideológicas, la candidata independiente Margarita Zavala no se anda por las ramas y con ideas firmes y claras da pasos certeros en busca de su registro como candidata a la silla presidencial, y de paso se deslinda de la ambigüedad con que sus posibles contrincantes políticos se presentan ante sus seguidores.
Una probadita de lo que será su plan de trabajo en tiempos de campaña, Margarita Zavala la hizo del conocimiento público al presentar su libro que lleva por nombre Es la hora de México, documento que de entrada deja ver que la aspirante a la Presidencia sabe que dice cuando de nuestro país habla, y no se equivoca al señalar que en la percepción cotidiana de la gente hay incertidumbre, miedo y enojo.
Estamos hoy ante una gran encrucijada, apunta en la presentación de su libro, y contundente plantea que “frente a la incertidumbre, podemos optar por un camino basado en el miedo, que pretende regresar a un pasado supuestamente mejor. Volver a un México de hace 40 años, con ideas viejas y caducas que ya demostraron, una y otra vez, en nuestro país y en otras partes del mundo, que no funcionan. Un país que confía ciegamente en la figura de un papá gobierno que con una mano entrega dádivas y con la otra reprime a los inconformes. Un país que piensa en pequeño, que prefiere cerrarse y que no se atreve a cambiar ni competir, ya sea por miedo o por inercia”.
Una tercera opción es la que ofrece futuro, “para quienes creemos en la competencia democrática limpia y en la libertad de pensamiento, palabra y acción; de quienes creemos en la libertad económica y en la dignidad del trabajo para salir adelante. Es la opción de quienes estamos convencidos de que los mexicanos somos capaces de romper las cadenas que nos atan al pasado.
“Es la opción de quienes queremos que la justicia proteja al ino- cente y que el gobierno trabaje para servir a la gente. La opción de futuro es la opción de quienes no estamos dispuestos a conformarnos y creemos que México está llamado a ser un país fuerte, respetado, seguro, próspero y justo”. En esa tercera opción se inscribe el proyecto de Margarita Zavala.
En su primer diagnóstico como aspirante a la silla presidencial por la vía independiente, Margarita deja entrever algunas líneas para superar los retos del país y “proyectarlo hacia un futuro de justicia, liberad, inclusión y progreso”.
En materia económica, para detonar un crecimiento económico más dinámico y equitativo, plantea crear condiciones para crecer más; impulsar nuevos motores de crecimiento y mejora el ingreso de las familias, dando énfasis en los que menos tienen. Y luego se refiere a la inseguridad, donde plantea fortalecer al gobierno y transformar las instituciones en materia de seguridad, sin dejar de Impulsar una política de prevención basada en evidencia.
Son muchas ideas, hay diagnóstico, hay experiencia, ganas de querer gobernar y para ello hay preparación, parece ser el mensaje de una Margarita Zavala que por lo pronto se coloca en la delantera en materia de propuestas frente a sus adversarios, porque es la hora de México. Y vaya que tiene razón.
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