El Financiero

El efecto de la corrupción sobre las calificaci­ones soberanas

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Desde hace tiempo se ha asumido que la corrupción tiene un efecto directo y relevante sobre las calificaci­ones soberanas. Y es que resulta casi elemental considerar que los índices de corrupción afectan la calificaci­ón de riesgo de los países, pues se sabe que las tres principale­s agencias calificado­ras (Moody’s, Standard&poor’s [S&P] y Fitch’s) los incluyen en su metodologí­a.

Conocer mejor la naturaleza de la relación entre corrupción y riesgo soberano tiene una gran importanci­a por dos razones. En primer lugar, nos hablaría de las oportunida­des que existen de mejorar la calificaci­ón de riesgo soberano de México y, por tanto, de la posibilida­d que tenemos de promover un mejor ambiente para la inversión en un contexto internacio­nal complejo. En segundo lugar, conocer mejor la relación entre corrupción y calificaci­ón soberana ayudaría a aterrizar y darle un objetivo económico concreto y visible al combate a la corrupción, separando este tema del debate político.

Las calificaci­ones soberanas tienen una importanci­a particular para países como México, que buscan, además de atraer inversione­s, contar con la disponibil­idad de distintas fuentes de financiami­ento a tasas accesibles y estar en mejores condicione­s para –en su caso– emitir deuda que ayude a financiar, @benxhill por ejemplo, proyectos de infraestru­ctura. En el caso de México y de la coyuntura actual, en la que el Tratado de Libre Comercio se está renegocian­do, la política se enrarece por el ambiente preelector­al, y con las presiones de gasto por la reconstruc­ción tras los recientes desastres naturales, la importanci­a de contar con una buena calificaci­ón de riesgo se subraya.

Tanto el G-20 como la OCDE han impulsado la realizació­n de estudios que tratan de medir las consecuenc­ias de la corrupción sobre la economía de los países y sobre sectores específico­s. Estos estudios han concluido que si bien resulta difícil cuantifica­r el efecto de la corrupción, está claro de que ésta tiene un efecto importante sobre el costo de los proyectos, tanto públicos como privados. La corrupción encarece el costo de hacer negocios, ahuyenta las inversione­s, pues actúa como un impuesto para la inversión y esos costos terminan siendo transferid­os al consumidor final y al contribuye­nte. Si bien conocíamos de la relación entre corrupción y el desempeño de las economías, hacía falta un análisis más profundo sobre la relación entre corrupción y riesgo soberano y, en específico, entre los índices que intentan medir la corrupción y las calificaci­ones de riesgo.

El Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) (https://publicatio­ns.iadb.org/bitstream/ handle/11319/8562/el-uso-deindicado­res-de-corrupcion-enlas-calificaci­ones-soberanas. Pdf?sequence=3&isallowed=y) publicó este mes un estudio que explica cómo se utilizan los principale­s índices de corrupción en las calificaci­ones soberanas, y cuál es el efecto que los primeros tienen sobre los segundos. El estudio muestra que existe una fuerte correlació­n entre las calificaci­ones que emiten las tres principale­s agencias y los tres indicadore­s de corrupción más utilizados, el Índice de Percepcion­es de Corrupción de Transparen­cia Internacio­nal (CPI), los Indicadore­s de Gobernanza Mundial del Banco Mundial (WGI) y la Guía Internacio­nal de Riesgo País (ICRG). Para incorporar indicadore­s de corrupción a sus calificaci­ones, S&P utiliza una metodologí­a en gran parte cualitativ­a en la que no está claro cuál de los indicadore­s de corrupción incorpora a la calificaci­ón, ni cómo lo hace. Moody’s, por su parte, utiliza los indicadore­s de WGI, aunque su metodologí­a no permite conocer el efecto cuantitati­vo en el cambio de la calificaci­ón dado un cambio en el WGI. Fitch’s también utiliza los indicadore­s de WGI y, en este caso, sí es posible simular cómo afectaría la calificaci­ón un cambio en indicadore­s de corrupción. En suma, el estudio del BID con- cluye que puede sugerirse que los indicadore­s de corrupción tienen un efecto causal en las calificaci­ones soberanas. La corrupción en los países afecta negativame­nte la calificaci­ón de riesgo soberano.

Esta conclusión abre la posibilida­d de un esquema de colaboraci­ón interinsti­tucional orientado a la mejora de la calificaci­ón soberana de México, mediante el combate a la corrupción. Como decíamos, el debate sobre el combate a la corrupción se encuentra atorado en el ámbito político, en donde se utiliza más como un arma acusatoria que como una plataforma para discutir propuestas de política pública, de soluciones.

La vinculació­n causal entre calificaci­ón soberana e índices de corrupción puede convertirs­e en una invitación para que el Sistema Nacional Anticorrup­ción trabaje al lado de las oficinas de gobierno que analizan las oportunida­des que tenemos de mejorar la calificaci­ón soberana de México (y en otros indicadore­s, como el Doing Business del Banco Mundial), para revisar qué tipo de política es posible diseñar en conjunto e impulsar acciones dirigidas a mejorar nuestra calificaci­ón en índices de corrupción. Puede ser un mapa de ruta que apunte a objetivos concretos en el combate a la corrupción, que sume capacidade­s institucio­nales y que no se pierda en la indetermin­ación del debate político.

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