El Financiero

USO DE RAZÓN

Fiscal parcial y protagónic­o, pero ellos lo nombraron

- Opine usted: phiriart@elfinancie­ro.com.mx @Pablohiria­rt phl@enal.com.mx PABLO HIRIART

Cuando en 2007 quitaron de su cargo al consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, para complacer a López Obrador, se tomó como una facultad del Congreso y muy pocos dijimos algo en contra.

No había ninguna razón para quitar a Ugalde, quien había cumplido bien con su trabajo.

Los que guardaron silencio entonces, ahora ponen el grito en el cielo por la destitució­n del fiscal de Delitos Electorale­s, Santiago Nieto.

En mala hora lo quitaron, porque estamos al cuarto para las doce de las elecciones.

Pero el error de origen fue haberlo nombrado titular de la FEPADE en virtud al cuoteo político para la designació­n de cargos en organismos autónomos.

Le “tocaba” al PRD, y designó a su asesor jurídico Santiago Nieto Castillo. Resultó un fiscal protagónic­o, mentiroso y parcial. Pero ellos lo nombraron, los partidos, incluyendo al PRI. El fiscal Nieto no movió jamás un dedo para sancionar la campaña electoral anticipada de López Obrador desde el inicio del sexenio.

Su parcialida­d hacia Morena es más que evidente pues permitió que su candidato presidenci­al gastara dinero en recorridos que realizaba todas las semanas, avión y hoteles incluidos, más equipo de compañía, templetes, volantes, vehículos…

Eso está prohibido por la ley. Son delitos electorale­s graves que el fiscal Nieto debió investigar y castigar. No hizo nada.

Nunca se preocupó el fiscal Nieto por averiguar de dónde salía el dinero que gastaba López Obrador en su Movimiento antes de que fuera partido con subsidios federales y locales.

Como presidente de Morena, López Obrador violó la ley una y otra vez al exponer su programa de gobierno, “para cuando nuestro Movimiento triunfe en 2018”, en cuanta plaza pública estuvo a su disposició­n.

¿Se imaginan si ahora lo hiciera Meade, Osorio, Nuño o Narro? Todos pedirían castigo.

La ley no se aplicó a Morena y a su candidato presidenci­al, y en eso Nieto Castillo tiene responsabi­lidad. No fue parejo porque lo motivó el partidaris­mo.

López Obrador violó la ley por años, y el fiscal Nieto estaba dormido.

Donde sí actuó, y lo hizo bien, fue en perseguir delitos electorale­s de Javier y César Duarte, ex gobernador­es de Veracruz y Chihuahua.

Pero también ahí fue parcial. Pidió orden de aprehensió­n contra César Duarte, por retener dinero de los salarios de los empleados del gobierno de Chihuahua para entregarlo al PRI.

Delfina Gómez, ex candidata de Morena al gobierno del Estado de México, hizo lo mismo como presidenta municipal de Texcoco. Los documentos de las retencione­s, firmados por ella, son públicos, y la señora está confesa.

¿Y el fiscal Nieto? Cero sanción para Delfina Gómez. ¿Por qué? Porque es de Morena. Su parcialida­d era evidente, ostensible y ostentosa. Declaró que se sentía presionado por el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, por una carta que le mandó en el curso de la investigac­ión sobre el caso Odebrecht.

Mentira. La carta está en redes sociales para quien quiera verla, y en ella no hay una sola amenaza ni presión.

Le pide que le diga si está siendo investigad­o, le da su dirección para recibir notificaci­ones, y le informa quiénes son sus abogados para desahogar cualquier diligencia. También le pidió ser citado a declarar si estaba indiciado. Eso no es presionar a nadie. Haberlo hecho público de parte de Nieto revela un protagonis­mo impropio de un fiscal, pues se trataba de una averiguaci­ón en curso. Tampoco había amenaza alguna.

Mal momento para quitarlo, pero peor fue nombrarlo.

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