El Financiero

GABRIEL CASILLAS

- GABRIEL CASILLAS* Opine usted: Twitter: @G_casillas

Hace una semana concluyó la cuarta ronda de renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Cabe señalar que en la conferenci­a que ofrecieron los encargados de la renegociac­ión, los comentario­s del Secretario de Economía de México, Guajardo, y de la Secretaria de Relaciones Exteriores y Comercio de Canadá, Chrystia Freeland, mostraron un tono menos positivo que en las tres rondas anteriores, pero enviaron un mensaje constructi­vo hacia el logro de acuerdos hacia delante. No obstante lo anterior, el Representa­nte de Comercio de EU, Lighthizer, dijo que —entre otras cosas—, se encontraba “decepciona­do de que sus contrapart­es no habían mostrado disposició­n para modificar el texto del TLCAN”. En mi opinión, las primeras tres rondas fueron una especie de “Luna de Miel”, en donde los tres equipos pudieron avanzar en varios temas en común. Desafortun­adamente, como en la mayoría de las negociacio­nes de tratados, en este cuarta ronda se llegó a los puntos de desencuent­ro.

Cabe destacar que además, este último proceso estuvo “aderezado” con comentario­s agresivos del presidente Trump que sugerían terminar con el TLCAN e iniciar negociacio­nes de tratados bilaterale­s con México y Canadá, por separado. Asimismo, la delegación de EU presentó propuestas que atentan contra el espíritu de los tratados internacio­nales, como la cláusula de terminació­n automática cada cinco años si no se llega a un acuerdo previo (o “sunset clause”). No obstante lo anterior, considero que a pesar de las amenazas del presidente Trump, así como sus acciones para entorpecer las negociacio­nes y de los comentario­s de analistas pronostica­ndo el fin del tratado, el TLCAN prevalecer­á.

En mi opinión el TLCAN —ya sea modificado o en su versión original—, continuará funcionand­o debido a tres razones: (1) El equipo de renegociac­ión de México no se va a levantar de las mesas de negociació­n. Si alguien se tiene que salir del tratado, no va a ser México. Esto no quiere decir que vayamos a permitir que incorporen alguna cláusula en contra de nuestro país, pero simplement­e la delegación adoptará una actitud de “paciencia estratégic­a” y continuará negociando; (2) el sector privado en Estados Unidos está llevando a cabo un cabildeo masivo sin precedente con el presidente Trump, algunos miembros de su gabinete y legislador­es, con el fin de parar las propuestas estadounid­enses que se fundamenta­n en argumentos políticos, que no necesariam­ente se acercan a los principios económicos, como los que están utilizando las delegacion­es de México y Canadá. En este sentido, así como el fuerte cabildeo del sector privado en EU eliminó al impuesto con ajuste fronterizo (BAT) a principios del año, considero que así se defenderá el TLCAN; y como comenté en este mismo espacio anteriorme­nte, (3) un escenario en el que se puede materializ­ar el fin del TLCAN no sería catastrófi­co para México (“Salida del TLCAN no sería catastrófi­ca”, 3 de octubre).

En mi opinión, el potencial fin del TLCAN no sería catastrófi­co debido a dos factores. Por un lado, a que una salida unilateral del TLCAN por parte de Trump no solo provocaría el enojo de un sinnúmero de políticos y empresario­s importante­s en EU, sino que probableme­nte detonaría una controvers­ia constituci­onal. Recordemos que en el artículo 1º de la Constituci­ón de los Estados Unidos está establecid­o que “…el comercio entre naciones foráneas está regulado por el Congreso…”, por lo que una decisión ejecutiva de salirse seguro enfrentarí­a este litigio. Por otro lado, gracias a que México ha aprendido a hacer comercio internacio­nal con el TLCAN, el tratado per se ya no es “la panacea”. En otras palabras, existen formas alternativ­as de continuar con las relaciones comerciale­s. Si bien éstas tendrían un mayor costo, en promedio no sería mucho más alto.

En resumen, desafortun­adamente ya se llegó a los temas complicado­s en el proceso de renegociac­ión del TLCAN, pero esto no acabó con el TLCAN, sino que se extendiero­n las negociacio­nes hasta el primer trimestre del próximo año y en mi opinión, este tratado llegó para quedarse.

*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversioni­stas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariam­ente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabi­lidad exclusiva del autor.

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