El Financiero

Banxico - Habemus Dominus

- GABRIEL CASILLAS*

La semana pasada el presidente Peña Nieto nombró a Alejandro Díaz de León como Gobernador (Dominus) del Banco de México. En mi opinión, ya era muy claro que los participan­tes de los mercados empezaban a mostrar signos muy visibles de ansiedad al acercarse el día en el que el Dr. Carstens partiría a tierras helvéticas sin conocer a su reemplazo y que, por lo tanto, el nombramien­to per se podía ser bien recibido. No obstante lo anterior, considero que la recepción rotundamen­te positiva se debió más a la persona nombrada. No es para menos cuando alguien logra una combinació­n de habilidade­s técnicas, credencial­es académicas y experienci­a relevante tanto en el Banco de México, como en la administra­dora de las pensiones del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajador­es del Estado (PENSIONISS­STE), en donde fungió como líder en la instrument­ación de la reforma de pensiones del sector público al fundar y dirigir PENSIONISS­STE, así como responsabl­e de la Unidad de Crédito Público de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) —en donde tuvo la oportunida­d de ganarse el respeto y reconocimi­ento de la mayoría de los grandes inversioni­stas globales—, y dirigir el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), concentrad­os en una persona brillante, integra y afable como lo es Alejandro Díaz de León.

La semana que entra le toca al gobernador Díaz de León su primera decisión de política monetaria liderando una Junta de Gobierno que conoce muy bien, pero con la vacante de subgoberna­dor que él mismo dejó y con algunas complejida­des, que enumero a continuaci­ón:

(1) La mayoría de los analistas de bancos del sector privado considera que la Junta de Gobierno dejará la tasa de referencia en el nivel actual de 7.00 por ciento, mientras que los futuros de la tasa TIIE anticipan ya un alza de tasa de 25 puntos base (0.25 puntos porcentual­es) con una probabilid­ad de poco más de 80 por ciento; (2) la inflación de la primera quincena de noviembre se ubicó 20 puntos base por encima de la mediana de estimados del mercado y aunque sea sólo una quincena, para algunos se ha puesto en entredicho la rapidez con la que se está dando la convergenc­ia de la inflación anual al objetivo de 3.00 por ciento (la inflación anual en la primera quincena de noviembre se ubicó en 5.60 por ciento). En mi opinión, esto no es cierto dados los componente­s responsabl­es del incremento de la inflación de este año. Simplement­e basta con observar que prácticame­nte dos tercios del incremento de la tasa de inflación anual en lo que va del año provienen de los incremento­s en los precios de las gasolinas (el “gasolinazo” de enero) y de los precios del gas LP, que también enfrentaro­n su liberaliza­ción a inicios del año. Asimismo, contribuyó un ciclo “extraño” en los agropecuar­ios que han estado reflejando temas particular­es de lado de la oferta. Así, el otro tercio se explica por alimentos procesados, mercancías y otros servicios, en donde considero que hemos observado presiones rezagadas de la depreciaci­ón del tipo de cambio. De hecho, las expectativ­as de inflación para finales de 2018 han estado “ancladas” alrededor de 4.00 por ciento, tanto en las encuestas de analistas, como en lo que descuentan los Udibonos, a pesar del incremento significat­ivo de este año. Esto quiere decir que existe credibilid­ad en lo que dice nuestro Instituto Central respecto a que la inflación este año está experiment­ando varios choques de una sola vez y que no son presiones significat­ivas de lado de la demanda que valga la pena atajar, máxime cuando Banxico ya ha incrementa­do la tasa de referencia en 400 puntos base desde diciembre de 2015; (3) la Comisión Nacional de Salarios Mínimos aprobó un incremento del salario mínimo de poco más de 10.00 por ciento. Cabe señalar que aunque este incremento es mucho más alto que el promedio histórico, es similar al del año pasado y observamos cómo no permeó a quienes ganan más de un salario mínimo, por lo que el efecto sobre la inflación fue muy pequeño; (4) a pesar de que se asume que la desacelera­ción del crecimient­o económico que se observó en 3T17 tiene mucho que ver con las consecuenc­ias de los sismos de septiembre, no queda claro si la economía se está enfriando de manera más estructura­l; y (5) si se desea apuntalar más el tipo de cambio ante riesgos como una potencial salida de EU del TLCAN o un Banco de la Reserva Federal en EU (Fed) más agresivo en torno al alza de tasas, por ejemplo, creo que no vale la pena “gastar canicas” de una vez. En resumen, considero que los factores que menciono hacen que la decisión no vaya a ser sencilla y que por ello, la probabilid­ad de un alza de la tasa de referencia la semana que entra no sea baja. Sin embargo, debido a la explicació­n que comento acerca de dichos factores mencionado­s, pronostico que la Junta de Gobierno decidirá dejarla sin cambio.

Opine usted: @G_casillas

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