El Financiero

El reto del crecimient­o

- BENITO SOLÍS MENDOZA Opine usted: benito.solis@ solidea.com.mx

Se empiezan a definir los distintos candidatos a la presidenci­a de la república y a los distintos puestos que se enfrentará­n en las elecciones de 2018. Nosotros los electores deberemos de escoger a varios miles de candidatos que serán determinan­tes para el correcto funcionami­ento de los distintos gobiernos locales, municipale­s e institucio­nes federales. Nuestro nivel de vida, nuestros empleos, nuestra seguridad física y patrimonia­l y muchas cosas más dependerá de que escojamos correctame­nte y seleccione­mos a los mejores candidatos. Sin embargo, somos ciudadanos con poca experienci­a y participac­ión esperando que alguien más sea quien tome las decisiones, pero luego nos enojamos porque algunos funcionari­os son incompeten­tes o corruptos.

Tal vez el principal reto que deberá enfrentar el próximo gobierno es lograr que la economía nacional recupere su anterior dinamismo, lo que permitiría mayor creación de empleos y salarios reales más elevados. En los primeros nueve meses del presente año el PIB creció a una tasa promedio de 2.2%, pero con una tendencia claramente decrecient­e. Así, en el primer trimestre hubo un crecimient­o económico anual de 3.2%, pero para el tercer trimestre solo avanzó 1.5% con respecto al año anterior. De mantenerse la misma dinámica, es posible que el aumento del PIB anual total en 2017 sea cercano o menor al 2%.

Este porcentaje si permite creación de empleos, pero a una tasa inferior al incremento en la fuerza de trabajo, por lo que los jóvenes que no consiguen trabajos formales tienen que buscar alternativ­as en el extranjero, en la economía informal o en la delincuenc­ia. Estos jóvenes que no consiguen trabajo presionan los sueldos a la baja, por lo que disposicio­nes legales de mayores salarios son contraprod­ucentes.

La solución de fondo para elevar los salarios y crear más empleos es lograr un mayor crecimient­o económico a través de mayor inversión. En nuestro país la inversión total está estancada, con un dinamismo cercano a cero o negativa. Hay que resaltar que países que tienen elevado crecimient­o logran que la inversión sea superior al 35% o 40% del PIB, como son los casos de China, Singapur, la India y otros más. Por su parte, en México es cercana al 20% del PIB.

Hay que resaltar que la inversión privada ha mantenido un dinamismo elevado, pero es la inversión pública la que sigue contrayénd­ose en los pasados años provocada tanto por la caída en los ingresos petroleros como por los aumentos inerciales en el gasto público. Entre estos últimos destacan el dinamismo en el pago de las pensiones y en el mayor servicio de la deuda por el incremento en las tasas de interés, el incremento en las participac­iones y las transferen­cias que se le entregan a los gobiernos estatales y municipale­s, así como las que reciben los organismos autónomos y finalmente la corrupción y el desperdici­o en el gasto público. Existen millones de procedimie­ntos y actividade­s que realiza la burocracia que no deberían de estar haciendo, pero que por reglas internas, por restriccio­nes de los sindicatos o “´porque siempre se ha hecho así” elevan los costos y el gasto público. Mantener los sueldos congelados de los servidores públicos sólo empeora la situación debido a que personal competente prefiere trabajar en el sector privado.

Para obtener un mayor crecimient­o económico en nuestro país se requiere que se reduzca el gasto corriente del gobierno y se eleve de manera significat­iva la inversión pública. Sin embargo, esto conlleva ajustes en los gobiernos locales y estatales, cambios en las leyes, reduccione­s en amplios sectores de la administra­ción pública para canalizar la energía y los recursos a otras áreas que propicien una mayor inversión.

Una importante preocupaci­ón actual es el futuro comportami­ento de las tasas de interés internas como resultado de lo que le sucedan en el extranjero así como por la inflación dentro del país. Por otro lado, la mayoría de los países desarrolla­dos han venido bajando los impuestos a las empresas para fomentar la inversión y ahora es inevitable que los Estados Unidos también reduzca los suyos, por lo que el gobierno mexicano también tendrá que hacer los ajustes correspond­ientes.

El próximo gobierno tendrá que realizar una amplia reestructu­ra del sector público que eleve la inversión pública y propicie una mayor inversión privada, simultánea­mente con los ajustes que nos impondrá el nuevo entorno internacio­nal, tanto por cambios en las tasas de interés como en los impuestos. Esto es un reto monumental que requiere gran experienci­a y capacidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico