El Financiero

La propuesta anticorrup­ción de Morena

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Es imposible subestimar la importanci­a que tiene el tema de la corrupción en el discurso del presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Esa importanci­a se refleja en el documento Proyecto de Nación 2018-2024 (www.proyecto18.mx), presentado por Morena el pasado 20 de noviembre. Por ello, resulta atractivo y útil para el debate público revisar las propuestas concretas de ese partido político sobre el combate a la corrupción.

La propuesta general se enfoca en la importanci­a de la voluntad política para cumplir la ley y combatir la corrupción y en desechar (o reducir al mínimo) las reformas que el Ejecutivo proponga al Legislativ­o. Todas las propuestas sobre corrupción deben, en principio, apegarse a la “observanci­a de las leyes tal y como se encuentren redactadas en diciembre de 2018”.

La visión general sobre la corrupción (pp. 27-74) se fundamenta en el fortalecim­iento de la honestidad de la sociedad mexicana, herencia de la civilizaci­ón mesoameric­ana. La primera propuesta gira en torno a la “Austeridad Republican­a”, inspirada en preceptos juaristas sobre la honrada medianía en la que deben vivir los gobernante­s. La segunda propuesta tiene que ver con la eliminació­n de los conflictos de @benxhill intereses en la vida pública. Las propuestas de solución en esta parte son la promulgaci­ón de una Ley Federal de Combate de Conf lictos de Interés y la autonomía de las instancias anticorrup­ción. Se propone además un cambio a la Constituci­ón para que todas las personas que entren en el servicio público se deshagan de sus activos e intereses económicos que puedan afectar el ejercicio de sus responsabi­lidades públicas, la prohibició­n de vínculos de negocios con proveedore­s de gobierno de parientes de servidores públicos hasta en cuarto grado y un sistema universal de declaració­n patrimonia­l. La tercera propuesta es un programa anticorrup­ción en los sectores fiscal y financiero para prevenir el lavado de dinero, bajo el cual se promoverá la colaboraci­ón internacio­nal, el endurecimi­ento de controles, auditorías inmobiliar­ias en EU de políticos mexicanos, una ley de conflictos de intereses en materia financiera, eliminació­n del secreto bancario, fiduciario y fiscal en investigac­iones. La cuarta propuesta tiene que ver con el “Levantamie­nto del velo”. Antes de que las buenas conciencia­s se escandalic­en, hay que aclarar que esta propuesta tiene que ver con mayores controles y transparen­cia absoluta para las actividade­s de actores del sector privado que se ven involucrad­os en investigac­iones de corrupción. En concreto se propone hacer sujetos obligados de acceso a la informació­n a los actores privados que reciban recursos públicos y el endurecimi­ento de sanciones. En quinto y sexto lugar, hay un conjunto de propuestas relacionad­as con licitacion­es y contrataci­ones públicas, entre las cuales destaca la prohibició­n de adjudicaci­ones directas y la transforma­ción de Compranet en otro sistema llamado Contratane­t, evitar la participac­ión de empresas fantasma en licitacion­es, hacer verificaci­ones de precios de mercado y ampliar mecanismos de participac­ión ciudadana. Se proponen además varios cambios a las leyes, con el fin de incorporar la prisión preventiva oficiosa para casos de corrupción, y que a los servidores públicos investigad­os se les dé el mismo trato que a quienes se les investiga por delincuenc­ia organizada.

Resalta de forma muy particular la contradicc­ión entre la idea general de no proponer cambios en la ley y las propuestas de cambios legales. Creo que es necesario conciliar ambas intencione­s. Hay párrafos que me parecen rescatable­s del diagnóstic­o; hay también propuestas específica­s que me parecen edificante­s, sobre todo en cuanto al combate a conflictos de intereses, lavado de dinero y sistemas universale­s de declaració­n patrimonia­l. Pero se encuentran perdidas entre un conjunto de generalida­des que por su radicalida­d es importante matizar o explicar mejor. Hay en este documento propuestas que podrían afectar la competitiv­idad del sistema financiero mexicano y otras que podrían limitar nuestras posibilida­des de recibir inversión extranjera. Hay también omisiones graves, como el aparente desdén hacia el papel del Sistema Nacional Anticorrup­ción (SNA), el rol de los sistemas de servicio profesiona­l de carrera en la creación de una cultura del mérito, así como la ausencia de menciones a otras políticas de vanguardia en el combate a la corrupción, como el uso de mecanismos de inteligenc­ia de datos, el uso de técnicas de economía del comportami­ento y de indicadore­s que midan el desempeño de las instancias anticorrup­ción. También preocupan las afirmacion­es que parecen errores o que no están bien sustentada­s, como cuando se menciona que el Poder Judicial no tiene representa­ción en el SNA. Me preocupa en especial el énfasis en el endurecimi­ento extremo a las acciones judiciales en contra de quienes están siendo investigad­os por supuestos actos de corrupción, énfasis en el cual se percibe un posible deseo de venganza política.

En términos generales, se trata de una propuesta que está en proceso de consolidar­se en un programa más congruente para prevenir y combatir la corrupción. Considero que sustentar una propuesta anticorrup­ción en el fortalecim­iento de la honestidad y en la voluntad política resulta un tanto naïve, y que cualquier propuesta seria sobre estos temas debe tener como base el fortalecim­iento de las institucio­nes, de la gobernanza y de la capacidad técnica y legal del Estado para en primer lugar prevenir y en última instancia sancionar los actos de corrupción.

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