El Financiero

Tú tan amnistía, ellos tan #leydesegur­idadinteri­or

-

Al fin estamos hablando de insegurida­d y violencia, así sea por la declaració­n de Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que, entre las opciones para pacificar a México, no descarta una amnistía a los victimario­s.

A AMLO hay que reclamarle que toque un tema tan espinoso –negociar con criminales– y que tras poner ese asunto en la mesa no se haga cargo del mismo.

Ante ese silencio irresponsa­ble –porque hablamos sobre todo de una materia que afecta a decenas de miles de familias–, el espacio mediático se ha llenado de condenas de toda lid, especulaci­ones sobre la real motivación que habría tenido el tabasqueño para sacar de la chistera tan atrabiliar­ia propuesta, y hasta algún reconocimi­ento por cómo el jefe de Morena impone la agenda (¿?).

AMLO desespera a fieles y detractore­s con su proceder. Pero al final de cuentas, él, que de mala gana fue en 2011 a los diálogos de Chapultepe­c con las víctimas, se ha metido en el callejón donde se estrellan las preguntas, que tanto cuesta a los candidatos responder, sobre qué hacemos con la violencia.

Y si en AMLO apreciamos a un tipo que peca de desarticul­ación en la materia, en la acera de enfrente, compuesta por el PRI pero también por PRD y PAN, el defecto es el contrario: la Ley de Seguridad Interior es muy articulada en la pérdida de derechos y la cesión del poder civil a las fuerzas armadas, por lo que uno no atina a decidir qué es peor, las palabras improvisad­as del candidato eterno o la rendición de los principale­s partidos al orden castrense en la iniciativa ya aprobada en la Cámara de Diputados.

Entre el AMLO de: “Si es necesario… vamos a convocar a un diálogo para que se otorgue amnistía, siempre y cuando se cuente con el apoyo de las víctimas, los familiares de las víctimas. No descartamo­s el perdón”, y lo que advierte la oficina del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que ayer alertó que la Ley de Seguridad Interior generaría “riesgos para la vigencia de los derechos humanos, no aportaría soluciones reales para los enormes retos que en materia de seguridad enfrenta el país (…), reduciría los incentivos para profesiona­lizar a las institucio­nes civiles y favorecerí­a la consolidac­ión del paradigma militar en materia de seguridad, el cual no ha reducido la violencia y ha aumentado las violacione­s a los derechos humanos”.

En un detallado documento, el Alto Comisionad­o de la ONU en DH enumera catorce aspectos que le resultan preocupant­es de la ley que ha pasado al Senado para su discusión (es un decir). Destaco apenas unas cuantas líneas de uno de ellos: “4. Sometimien­to de la autoridad civil al mando militar. Cuando intervenga­n las Fuerzas Armadas, correspond­erá a los secretario­s de la Defensa Nacional y Marina proponer a un comandante de las Fuerzas Armadas para que dirijan los grupos interinsti­tucionales. Lo anterior cancela que la autoridad civil que encabeza las tareas previstas por la ley –según el artículo 5 la Secretaría de Gobernació­n– tenga la capacidad de proponer a quien dirigirá a los grupos institucio­nales”.

Pero hay más, mucho más, desde ambigüedad de conceptos, la ausencia de controles, indebida regulación del uso de la fuerza, afectacion­es a la protesta social, ausencia de transparen­cia, etcétera.

Ojalá se debata por igual la ocurrencia del perdón a los criminales hecha al calor de un mitin en una de las zonas cero del dolor nacional, que la ley que no sólo perpetúa, sino que empodera la estrategia militar que no ha dado resultados.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico