ADRENALINA EN LA COCINA
COMPETIR ES PARTE DEL ADN DEL HEREDERO DEL CHEF PAUL BOCUSE, QUE IMPULSA EL LEGADO Y LAS ENSEÑANZAS DE SU PADRE
Jérôme Bocuse aún no decide qué le gusta más: cocinar o practicar deportes extremos. Estudió para ser chef, pero también compitió profesionalmente corriendo autos de carreras, es aficionado a los saltos de paracaídas y practica esquí acuático. Asegura que no se decide por alguna de las disciplinas en específico, pero el balance entre ellas le ha permitido ser un profesional.
“Antes competía, pero ya no lo hago. Todas tienen una carga de adrenalina fuerte y mueven emociones. La competencia primero es con uno mismo, te reta a dar lo mejor”, afirma.
Justo ese espíritu combativo es el que promueve con el concurso culinario Bocuse d’Or, que el reconocido como el mejor chef del siglo pasado
-Paul Bocuse- fundó en1987 para premiar el rigor y la excelencia culinaria de los jóvenes cocineros. Jérôme es el encargado de preservar el legado de su padre. Supervisa su centro de enseñanza en Lyon, Francia, lidera los restaurantes Les Chefs de France y Monsieur Paul, en el parque de diversiones Epcot Center en Florida; ambos producto de la alianza con Disney -en Paul Bocuse se inspiró la cinta Ratatouille-, y es el presidente del concurso internacional que reúne a cocineros de 24 países, quienes durante una clasificación de 62 rondas demuestran sus habilidades culinarias en un espectáculo en vivo frente al púbico. “Esto es como los Juegos Olímpicos de la cocina, la participación entre países es amistosa y a la vez muestran su cultura a través de los platillos”, comenta Jérôme, quien luce como un ejecutivo impecablemente vestido, con cuerpo atlético y bronceado envidiable.
De visita en México para presenciar rondas eliminatorias continentales rumbo a la final que se efectuará en Lyon, Francia, en enero de 2019, el también empresario afirma que en la última década la cocina se ha desarrollado vertiginosamente, por ello es necesario regresar a la raíz, a la buena práctica y a la meticulosa selección de los ingredientes, máximas de su padre. Relata que monsieur Paul fue un gran cocinero, pero también una gran persona. Nació en el seno de una familia de escasos recursos y siempre vivió de manera sencilla hasta su muerte. “A los servicios funerarios llegaron celebridades, el presidente y reyes. Él predicó con el ejemplo, buenos productos y buena técnica; humildad y perseverancia, en la cocina y en la casa”, recuerda sobre los consejos que le dio.