Sergio Pitol (1933-2018)
Uno.- No falta quien ha señalado que, no obstante la complejidad y correspondencia de los fenómenos sociales, nos fascina privilegiar los episodios políticos frente a los culturales. Historia la más socorrida entre nosotros: la del poder. El bien y el mal habido.
Dos.- De ahí la carencia manifiesta de historias generales, panorámicas, regionales, incluso de uno de nuestros campos de mayores lustres: las letras. Limítome al siglo XX.
Tres.- Mientras el poder pasaba de manos porfiristas a manos revolucionarias, de manos revolucionarias a manos postrevolucionarias, y de estas últimas a la escamocha ideológica de este 2018 electoral, la literatura incendiaba altísimas hogueras.
Cuatro.- Labor tenaz de individuos, equipos, individualidades señeras y corrientes que, a partir del Modernismo, fueron construyendo una poesía y una prosa, lujos de la literatura mexicana e hispanoamericana.
Cinco.- Tablada, Reyes, Torri, López Velarde, Azuela, Guzmán, Yáñez, Torre Bodet, Usigli, Revueltas, Paz, Arreola, Rulfo, Fuentes, Castellanos, Garro, Arredondo, Agustín, Saíz, García Ponce, Elizondo, por citar nombres evidentes, obvios.
Seis.- Modernismo, Ateneo de la Juventud, Contemporáneos, Medio Siglo, Generación de Casa del Lago, La Onda…
Siete.- Sergio Pitol, cuentista, novelista, ensayista, traductor, adscrito a la generación de Medio Siglo, se conecta principalmente con dos figuras de una promoción subsecuente. Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco. En la Ciudad de México, Carlos y José Emilio participan en su mayoría de edad internacional (¡ah, los sesenta!).
Ocho.- De cualquier manera, claves de Pitol son el autoexilio, la descolocación, la difusión de las letras inglesas y eslavas, la diplomacia, la dificultosa clasificación.
Nueve.- Aunque autor de una considerable obra narrativa, Pitol no salta a la palestra realmente pública sino hasta 1996, con la aparición de El arte de la fuga. Al par original y deudor, conjeturo, de Reyes y Novo.
Diez.- En la prédica ateneísta, el autor rompe géneros literarios, narra y ensaya, autobiografía y biografía, da fe de viajes internos y externos. Y muy al tono de la época, cierra su varia invención con Un viaje a Chiapas. Hora de la Guerrilla Postmoderna, Subcomandancias, Subpoesía. El Karl que Fuentes descubrirá en “Marcos” no es Marx, sino Monsi.
Once.- En las crónicas de tales tiempos, extraño la crónica de la cena en Los Pinos de dos parejas, la del presidente saliente Carlos Salinas y Sra., y del “destapado” Donaldo Colosio y Sra. Cena interrumpida por la noticia de la insurrección neozapatista. El insumiso Manuel Camacho, al parecer, fue informado desde Chiapas.
Doce.- Desobediente el que esto escribe, asimismo, de la preceptiva literaria, con la marca experimental de su generación cronológica, la de La Onda, en El arte de la fuga reparé en la excepcional mixtura de creación y reflexión.
Trece.- ¿Por qué no una serie de diálogos de creadores e investigadores literarios en el seno del Instituto de Investigaciones Filológicas a la sazón bajo mi cuidado? Sergio, generoso, aceptó inaugurarla. La dedicatoria de mi ejemplar consigna el hecho. Ejemplar encuentro. Recuerdo también la comparecencia de José Emilio Pacheco y Hugo Gutiérrez Vega.
Catorce.- Nacido en Puebla, trasladado niño a Veracruz, viajero del mundo “ancho y ajeno”, tras un intrincado lío familiar e institucional de tutelas e interdicciones, los restos mortales de Sergio Pitol han sido trasladados a Querétaro.
“Claves de Pitol son el autoexilio, la descolocación, la difusión de las letras inglesas y eslavas, la diplomacia...”