Argumentos para una jornada de cinco horas
PILITA CLARK
El otro día escuché algo tan extraño pero convincente que no he podido dejar de pensar en ello Sucedió en la ciudad australiana de Hobart donde el director de una empresa de asesoramiento financiero comenzó a trabajar a tiempo parcial cuando su esposa — que acababa de tener un hijo — comenzó a recibir tratamiento para el cáncer. Jonathan Elliot descubrió que en cinco horas podía completar el mismo trabajo que antes completaba en ocho, y se le ocurrió: ¿por qué no ver si todos los demás en la empresa podían hacer lo mismo? A principios del año pasado el personal de alrededor de 30 empleados de su firma, Collins SBA, comenzó la prueba de una jornada de cinco horas, sin reducción de sueldo. Todos tenían que comenzar a trabajar entre 8 am y 9 am y completar su trabajo entre 1 pm y 2 pm. Después, la mayoría estaban libres para irse al campo de golf, jugar con sus hijos o lo que quisieran. La recepción se mantuvo abierta todo el día y se atendieron todas las necesidades urgentes de los clientes.
A pesar del temor de que el cambio destruiría el negocio, ha funcionado tan bien que no hay planes para terminarlo, dice Claudia Parsons, la directora de operaciones de la firma.
“Ha sido un cambio radical”, me dijo la semana pasada. El ausentismo por enfermedad ha decaído. Han contratado a nuevos empleados talentosos. Algunos asesores han logrado niveles sin precedentes de nuevos negocios. A los clientes no les molesta esperar unas horas para ver un asesor. Las ganancias de la firma no se han visto afectadas. Ésta es una firma relativamente pequeña llena de contadores y planificadores financieros. No obstante, me gusta la idea de una jornada de trabajo de cinco horas por tantas razones que no sé por dónde empezar. Primero, ofrece el fin de algunos de los aspectos más