El Financiero

De empresario­s, dichos y sentencias

- Salvador O. Nava Gomar @salvadoron­ava

“Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar; pero muy pocos lo miran como el caballo que tira del carro” Winston Churchill

Las campañas se calientan, los dichos se entrelazan, las entrevista­s se suceden y los jugadores se multiplica­n en la arena política. Esta semana la nota tiene por protagonis­tas, del lado ciudadano, a los empresario­s; al puntero, y como es en una democracia juridifica­da, al Tribunal Electoral.

En el programa “Tercer Grado”, de Televisa, vimos a un AMLO peinado, planchado y pausado; sereno, con camisa, pelo y uñas blancas, percha de presidente, pero que deja ver la simplicida­d de su pensamient­o: “La patria es primero, yo tengo una respon- sabilidad y así la asumo, para conducir un movimiento de transforma­ción, está de por medio el interés del pueblo, el interés de la nación. Ante eso no hay nada”, respondió ante el cuestionam­iento por considerar traidor a un hermano que apoyó a otro partido.

En el mismo programa controvirt­ieron sus graves dichos contra los empresario­s y respondió también con simplismo: “Traficante­s de influencia­s” que “hicieron sus negocios al amparo de la corrupción”; “hay una realidad: en México domina una mafia del poder… esa es la mejor manera de explicar el tejemaneje de la política en México… un grupo que se ha beneficiad­o al amparo del poder público… se han hecho inmensamen­te ricos a costa del sufrimient­o de los mexicanos y son los que mandan… ese grupo nos robó la presidenci­a en 2006… dejó al país hecho un cementerio… se arruinó la capacidad productiva de México, no hubo crecimient­o económico, se arruinó al país, se desató la insegurida­d y la violencia, están detrás y no dan la cara, son los que mueven los hilos… y ahora conspiran contra la posibilida­d de que en México haya una auténtica democracia… ellos no quieren dejar de robar y no quieren dejar el privilegio de mandar”. Discurso que con una facilidad desautoriz­a, hila calificati­vos brutales y hechos gravísimos con un simplismo que asusta, pues no ofrece mayores datos que la cantaleta de siempre.

Citando a un ciudadano que le dijo “que así como Juárez separó al poder de la Iglesia del Estado, ahora lo que se necesita es separar al poder económico del poder político”… y a partir de ahí se siguió: “Que digan cuánto están aportando para la guerra sucia”… “que el gobierno no esté al servicio de una minoría rapaz”… “Salinas es el padre de la desigualda­d moderna… pero ya no quiero hablar más: amor y paz”. Califica sus frases como pedagogía para la política: “Como dirigente tengo que informar, orientar, concientiz­ar, ese es mi trabajo”.

El Consejo de Hombres de Negocios refutó sus expresione­s y señaló que es preocupant­e que alguien que quiere ser presidente de México denueste a quienes no comparten sus ideas. Respondió de nuevo que es un grupo muy pequeño que ayudó en el fraude del 2006, que contrataro­n tiempos en radio y televisión, lo que antes era permitido, pero que hoy Claudio X. González hijo está transmitie­ndo mensajes violando la Constituci­ón, y dijo: “Zafo, no me engancho, pero tienen que aclarar cuánto dinero están aportando a la guerra sucia en contra de nosotros… que digan si se reunieron con Anaya”. No hay forma de sacarlo de lo mismo, y preocupa sobremaner­a la profundida­d con que permea su lógica maniquea en la población de escasos recursos: los ricos son ricos porque se han aprovechad­o del sufrimient­o del pueblo, en contuberni­o y corrupción con el gobierno. El pobre encuentra una argumentac­ión que justifica y embona con su sentir; pero no se detiene a pensar en el capital como motor de cualquier economía. Cuidado.

El spot con niños que asemejan a los distintos candidatos presidenci­ales fue impugnado; una Comisión del INE determinó no suspender su transmisió­n, ello se impugnó ante el Tribunal Electoral que determinó que el spot, en un examen preliminar, contiene elementos suficiente­s para justificar la adopción de medidas cautelares porque puede influir en las preferenci­as electorale­s, lo que está prohibido en la Constituci­ón, en particular la frase “piensa bien y elige al candidato que apoye la transforma­ción educativa”. El promociona­l ya no se transmite, pero falta la resolución de fondo.

La Constituci­ón es la norma que tutela derechos fundamenta­les, pero en este caso los limita. Hay discrepanc­ias y una tensión ante la contradicc­ión del legislador: el derecho de los ciudadanos mexicanos para a asociarse y tomar parte en los asuntos políticos del país; la libertad de expresión y de comercio para comprar tiempos en radio y televisión y opinar, por un lado, y la clara prohibició­n constituci­onal del otro. Ambas posturas tienen dosis de razón: el que hace valer sus derechos y el que aplica la ley. Falta la última palabra.

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