DICE QUE AMLO ES EL ‘BURRO HABLANDO DE OREJAS’.
Alfonso Romo, empresario regio y eventual jefe de gabinete de Andrés Manuel López Obrador, es el alfil del tabasqueño en tiempos de tormenta, sobre todo si se trata de un choque frontal con los dirigentes de las cúpulas empresariales del país, como ocurre ahora. El mismo candidato presidencial asume la defensa de Romo Garza como un asunto personal, de extraordinaria prioridad en esta etapa de la campaña. De hecho, él mismo inicia la arenga desde el templete, entre rostros sudorosos y playeras empapadas de gruesas gotas de sal.
“¡No estás solo! ¡No estás solo!”, grita el candidato de la alianza Juntos Haremos Historia ante la mirada y el gesto de gratitud del empresario.
Y en uno de los enclaves empresariales más importantes del país, en la zona conurbada de Monterrey, Nuevo León, López Obrador también suma en esta alineación extraordinaria –en un momento crucial por el agarrón de los últimos días con la cúpula empresarial– a Esteban Moctezuma, presidente de Fundación Azteca y su secretario de Educación en caso de ganar los comicios del 1 de julio, y a Tatiana Clouthier, hija de un empresario que enfrentó al sistema: El Maquío.
Los actos proselitistas de ayer no son las grandes concentraciones masivas de la semana pasada en Ciudad Madero, Tamaulipas; Cuautla, Morelos, o en Playa del Carmen, Quintana Roo.
En esta ocasión la asistencia no rebasa más de 800 simpatizantes de Morena, del Partido del Trabajo y del PES en las plazas centrales de Guadalupe, San Nicolás de los Garza y General Escobedo, pero tienen un significado especial por la coyuntura de campaña, y además un destinatario propio: Alfonso Romo.
Por ello, en la parte final de los mítines de ayer, el tabasqueño lo placea en el templete y se desvive en elogios: “Poncho es quien más me ha ayudado a quitar los miedos de los empresarios, y quien ha hablado con ellos para que no los asusten”.