Alerta la CNDH por violencia política
Luis Raúl González Pérez llama a resolver problemas sin recurrir a la intolerancia
Luis Raúl González Pérez, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), condenó la crispación y violencia política que se vive en el proceso electoral y llamó a encontrar salidas a los problemas del país sin recurrir a la violencia, intolerancia o la división. Al comparecer ante el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con motivo de su informe de labores 2017, el ombudsman demandó a las fuerzas políticas elevar el nivel de discusión. “México no puede sucumbir en la coyuntura de ningún proceso electoral, mucho menos sumirse en la contemplación pasiva de la violencia y la impunidad”, afirmó ante ministros del Tribunal Constitucional. Condenó la crispación, polarización, incertidumbre y violencia política bajo cualquier forma que se presente. “Los ejercicios democráticos deber ser ocasión para encontrar vías de salida a los problemas que enfrentamos, no rutas rumbo a callejones sin salida de violencia, intolerancia y división”, insistió. Demandó que todos los sectores sociales y todas las personas tengamos altura de miras para ver propuestas de debates en que se confronten ideas, no personas. “Todo en favor de un proceso electoral que permita dar cauce a las instituciones democráticas, al cumplimiento de la ley, para que tengamos claras las plataformas electorales desde una perspectiva ajena a la polarización”, agregó.
Dijo que se debe respetar la institucionalidad democrática mediante el impulso del reconocimiento de la ley y del reconocimiento, respeto y defensa de los derechos humanos. “Sólo las normas y las instituciones que las materializan pueden rescatar y fortalecer la legalidad y el respeto de la dignidad de las personas ante cualquier entorno que las amenace. La construcción del desarrollo y el bien común al que aspiramos no se logrará fomentando el odio, la intolerancia o la exclusión”, aseguró. Señaló que la inseguridad, violencia, corrupción e impunidad se han extendido “como plagas”, generando un entorno en el que hemos tenido que asumir, como parte de nuestra normalidad, los elevados índices de violencia y homicidios. Dijo que es preocupante que “normalicemos el horror”, reflejo de una descomposición institucional y social, donde la gravedad y extensión de los problemas incide en que tengamos un estado de derecho débil.