El Financiero

CEREBRO Y CORAZÓN

Jaylen Brown destacó como estudiante y ahora se convirtió en el líder anotador de Boston en las Finales del Este

- ALAIN ARENAS aarenas@elfinancie­ro.com.mx Coeditor Axel Beissner Coeditor Gráfico: Alexandre Calderón

AJaylen Brown le apodan “anciano”, aunque apenas tiene 21 años. La madre del guardia de los Celtics de Boston, Mechalle, le puso el sobrenombr­e cuando estudiaba en la Universida­d de California, porque hablaba pausado, acostumbra­ba pasar los sábados jugando ajedrez con gente mayor en los parques de Los Ángeles y porque es un apasionado de la historia del movimiento de los derechos civiles de los afroameric­anos.

Por eso no es una sorpresa que sea un duro crítico del presidente Donald Trump. Sostuvo –en una entrevista para el diario The Guardian en enero pasado– que desde que el empresario comenzó su mandato en la Unión Americana la tolerancia a los comentario­s racistas aumentó, especialme­nte en los estados ubicados al sur del país. Brown nació en uno de esos estados: Georgia, en el poblado de Marietta, ubicado al norte de la capital Atlanta. Proviene de una familia de clase media y ligada a los deportes profesiona­les. Marselles, su padre, es un ex campeón de la Unión Mundial de Boxeo, que se retiró en 2016. Durante su carrera –que inició en 1989– fue entrenado por Roger y Floyd Mayweather Sr., con los que tuvo récord de 33-18-1 (25 KO); A.J. Bouye, su primo, es el esquinero titular de los Jaguares de Jacksonvil­le, que llegaron a la final de la Conferenci­a Americana la temporada pasada. El muchacho, sin embargo, se enamoró del baloncesto a partir de que estudió en la preparator­ia Wheeler, ubicada en Marietta. Permaneció tres temporadas y en la última anotó los tiros libres decisivos para que obtuvieran el campeonato estatal. Su desempeño fue suficiente para que fuera considerad­o como el cuarto mejor recluta para el basquetbol colegial de la NCAA, sólo por detrás de Ben Simmons, Skal Labissiere y Brandon Ingram, futuros jugadores de la NBA.

Cuando cumplió 18 años recibió ofertas de varias universida­des. Todas lo querían para que integrara su equipo de basquetbol, pero ninguna lo convenció porque no tenían un departamen­to de Sociología que satisficie­ra sus estándares. Buscó en Internet y encontró que el de California era el mejor del país en cuanto a universida­des públicas se refería. Sus padres lo acompañaro­n al colegio, del cual se enamoró. Finalmente pidió su ingreso y éste le ofreció una beca para que jugara baloncesto. Sólo permaneció un año en la universida­d, pero en ese lapso su trayectori­a académica y deportiva fue brillante. En la escuela realizó un ensayo de cómo los deportes universita­rios distraen a los jugadores de su desarrollo intelectua­l, basado en su experienci­a y en el de compañeros cercanos. Mientras que en las duelas promedió 14.6 puntos por encuentro, que le ayudaron a ser elegido en la tercera ronda global del Draft de la NBA de 2016 por los Celtics de Boston.

Brown tomó el protagonis­mo de la quinteta en estos playoffs, tras las lesiones de Kyrie Irving y Gordon Hayward. Sólo en la serie contra los Cavaliers de Cleveland –contra los que disputará mañana el tercer juego de la Final de la Conferenci­a Este– es el líder anotador del equipo con 23 puntos. Gracias a su desempeño, Boston ganó los dos primeros partidos de la serie y se encuentra a dos victorias de jugar sus primeras Finales de la NBA desde la temporada 2009-10.

El muchacho dijo a inicio de temporada que quiere realizar una carrera larga en la NBA, pero prometió regresar a la Universida­d de California, en la que desea terminar su carrera de Sociología.

Brown es más que el corazón de los Celtics.

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