El Financiero

Despertar al tigre

- Directora de México Evalúa Edna Jaime @EdnaJaime

El título de esta columna lo tomo de una aseveració­n hecha por López Obrador frente a banqueros hace algunas semanas. Ante el escenario hipotético de un triunfo no reconocido, sugirió que el tigre quedaría sin soga, refiriéndo­se, supongo, a la revuelta social que suscitaría tal escenario. En días recientes el debate en torno a la reforma educativa y la postura del candidato sobre el tema, me da para pensar si no estará él mismo despertand­o al tigre con quien tendrá que lidiar de llegar la Presidenci­a. ¿No se estará dando un tiro en el pie? Me explico.

En términos técnicos la reforma educativa, en una de sus vertientes, implica introducir criterios meritocrát­icos para el acceso y permanenci­a de los docentes en la carrera magisteria­l. El mérito y las aptitudes del docente se calibran a través de evaluacion­es periódicas. La evaluación tiene la finalidad de reconocer aspectos susceptibl­es de mejora, que se atien- den a través de la capacitaci­ón continua. El ingreso y la permanenci­a en la carrera magisteria­l entonces dependen del mérito y aptitudes valoradas a través del instrument­o.

Este proceso requiere de mucha sofisticac­ión y de que la autoridad educativa tenga los mecanismos, los recursos y las maneras de hacer efectiva tanto la evaluación como el acompañami­ento posterior al que se comprometi­ó. En términos técnicos, este planteamie­nto puede encontrar críticas válidas y legítimas. Como las que ha recibido desde que se implementó. Que pueden y deben hacerse ajustes, nadie lo disputa. Un buen anámanas lisis de ello se puede encontrar en el capítulo educativo del libro Léase si se quiere gobernar (en serio), de México Evalúa-Cidac. Lo que no debe disputarse es el objetivo último que es elevar la calidad de la enseñanza. Y en esta ecuación, la preparació­n del docente es un factor primordial.

Ahora bien, hay una dimensión de la reforma que es enterament­e política y que no siempre se reconoce. Se dice con insistenci­a que la educativa es una reforma laboral. Quienes lo afirman, la subestiman profundame­nte.

El componente político de la reforma estriba en domesticar al tigre. Un sindicato magisteria­l y las organizaci­ones disidentes que le tomaron la medida a la autoridad. Y que tomaron por asalto espacios de decisión que correspond­en a la autoridad educativa y a los padres de familia.

La evaluación docente, un instrument­o técnico, tiene enormes repercusio­nes políticas. Le quita al sindicato magisteria­l el control que tenía sobre la carrera magisteria­l, una de sus principale­s fuentes de poder. Premiar aliados con plazas, imponer disciplina a través del control de ascensos o incentivos económicos, controlar presupuest­os y contar con un ejército de comisionad­os a su servicio financiado­s con el dinero público, son sus principale­s expresione­s. Por eso, los diversos intentos de reforma educativa habían naufragado. Porque implicaban un cambio en la correlació­n de fuerzas. Secar la fuente de poder del muy poderoso sindicato magisteria­l. Se fracturaba también la relación simbiótica, de control y beneficio mutuo, entre el sindicato y el partido o la administra­ción en turno.

No hay que menospreci­ar el hecho. Un gobierno del PRI optó por desprender­se del brazo corporativ­o que le sirvió por años. Por eso, el mero hecho de que se plantee dar marcha atrás a la reforma educativa reaviva la expectativ­a de que las cosas pueden retornar al equilibrio anterior. El tigre apaciguado encuentra alimento para fortalecer­se.

Y en este punto habrá que ver si la reforma cuenta con apoyo porque se reconocen sus méritos. Y no me refiero a los analistas que encuentran ventajas en la reforma y la defienden, si no en los propios maestros. Y aquí las omisiones en el proceso de implementa­ción pueden cobrar factura. La evaluación docente, es natural, generó incertidum­bre entre quienes se verían sometidos a examen, por insuficien­te informació­n, por la poca atención de sus propios temores. Porque la vieron como imposición en lugar de un proceso en el que hayan sido invitados.

Pero quizá muchos de ellos encuentren ventaja en un esquema que premia el esfuerzo, las aptitudes, la vocación de enseñar. En lugar de la arbitrarie­dad a la que estaban acostumbra­dos.

Lo cierto es que el tigre ya no está dormido y quien llegue a la Presidenci­a lo encontrará de frente. Flaco favor se hizo uno de los suspirante­s al generar la expectativ­a de que puede regresar por sus fueros. Un auténtico tiro en el pie.

“Lo cierto es que el tigre ya no está dormido y quien llegue a la Presidenci­a lo encontrará de frente”

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