Imagen y conocimiento
la importancia de un pronunciamiento a favor o en contra de las opciones restantes.
Con la ruta del no endoso que tomó la candidata, sus seguidores se quedaron sin señales claras, lo cual hace muy difícil saber a priori lo que van a hacer. Las opciones naturales son: 1) cambiar a otro candidato, ya sea al azar o incrementando sus costos de información; 2) abstenerse de votar para presidente; y 3) seguir apoyando a Zavala en la boleta aunque su voto no sea válido. Los candidatos del PRI y del Frente ya enviaron señales al electorado haciendo comentarios favorables de la candidata saliente. Sin embargo, dudo que esas señales importen mucho en el electorado zavalista. Las que importan son las señales que ella emita. Si los medios siguen dando cobertura a la excandidata, quizás vayan destilando algunas señales menos claras, pero no por ello menos importantes.
Lo que sí será difícil de dimensionar es el impacto directo de la renuncia de Zavala en el posible reordenamiento de las preferencias del electorado, ya que, a menos de que haya encuestas nacionales realizadas inmediatamente después de la renuncia pero antes del debate del domingo, será muy difícil aislar el impacto.
Es esperable que haya una nueva ola de encuestas después del segundo debate. Si las tendencias varían, será muy difícil determinar si los cambios se deben a la renuncia, al debate, o a todo el paquete de información, sin olvidar que también puede haber variaciones por razones puramente metodológicas y muestrales.
Como corte de caja, Margarita Zavala deja la contienda presidencial con un nivel de conocimiento de 86 por ciento entre el electorado, con un 20 por ciento de opiniones favorable, 39 por ciento de opiniones desfavorables, y 27 por ciento de opiniones neutrales, según la más reciente encuesta nacional de El Financiero.
Veremos si esos números también se mueven de aquí al 1 de julio, ya que la excandidata sigue
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en la boleta y seguramente tendrá alguna cobertura mediática en lo que resta de las campañas. Por lo pronto, una mirada más detallada a la imagen de Zavala podría darnos más pistas acerca del perfil de quienes hasta ahora opinaban favorablemente de ella. Según la encuesta, los positivos de Zavala alcanzan 40 por ciento entre los panistas, el 27 por ciento entre los perredistas, el 24 por ciento entre los priistas, y apenas 8 por ciento entre los morenistas. Entre el electorado apartidista, que es el más numeroso, la opinión favorable de Zavala estaba ligeramente por debajo de su promedio nacional, 19 por ciento. Margarita Zavala cierra un ciclo político, y entre las pocas señales que ha dejado ver, parece que comienza otro. De ser el caso, probablemente seguirá teniendo un papel protagónico en las encuestas.