El Financiero

El aumento de los precios del petróleo

- Manuel Sánchez González @mansanchez­gz

Desde principios de 2016, los precios internacio­nales del crudo han mostrado una tendencia al alza hasta superar, en mayo de 2018, setenta dólares por barril, según la cotización WTI. Si bien los actuales niveles no se habían observado desde noviembre de 2014, estos se acercan al promedio de los últimos diez años. Históricam­ente, las cotizacion­es del barril de crudo han fluctuado ampliament­e. Por ejemplo, en la última década esos importes se han movido dentro de un intervalo de más de cien dólares. Como en cualquier mercado conectado internacio­nalmente, los precios petroleros tienden a reflejar la dinámica de la demanda y de la oferta globales por esa materia prima.

En el caso del crudo, las fluctuacio­nes por el primer elemento suelen responder a la evolución cíclica de la economía. Esto se debe a que la mayor actividad económica implica, por lo general, un mayor consumo de energético­s por parte de los hogares y las empresas, y lo contrario ocurre con la desacelera­ción. En ocasiones, esas variacione­s han explicado, de forma prepondera­nte, la evolución de los precios. Tal fue el caso de la Gran Recesión de 2008-2009 que derivó en una contracció­n sig- nificativa de las compras de petróleo, la cual, a su vez, provocó el desplome de sus cotizacion­es a menos de la mitad en sólo tres meses.

No obstante, las pronunciad­as alteracion­es de los precios de los hidrocarbu­ros han obedecido, con frecuencia, a vaivenes en su suministro. Destacan dos fuentes históricas de perturbaci­ón. La primera se refiere a los acuerdos de recorte o de cuotas máximas de producción por parte de los miembros de la Organizaci­ón de Países Exportador­es de Petróleo (OPEP). Como cualquier otro cártel, se trata de una alianza entre productore­s que se reúnen periódicam­ente para restringir la oferta y, de esa manera, lograr un precio mayor al que prevalecer­ía si compitiera­n libremente.

En la actualidad, la OPEP cuenta con catorce integrante­s, liderados por Arabia Saudita. A las reuniones asisten como invitadas otras naciones, entra las que se incluye México, las cuales ocasionalm­ente se han sumado a las decisiones del grupo.

La OPEP representa una evidente incongruen­cia de los gobiernos participan­tes, los cuales suelen prohibir y penalizar las coalicione­s entre empresas dentro de sus propias jurisdicci­ones, con el argumento correcto de que dañan al consumidor.

Si bien su misión formal es la de estabiliza­r los mercados, en la práctica la OPEP ha resultado ser una fuente de enorme inestabili­dad. El episodio más dramático ocurrió con el embargo petrolero de 1973, que causó una abrupta subida de los precios del crudo y una recesión mundial.

Con el tiempo, la influencia de la OPEP en los precios ha sido menos evidente. Su disminuida eficacia radica, en última instancia, en la vulnerabil­idad elemental de cualquier cártel: el incentivo de sus miembros a exceder sus cuotas para ganar más ingreso a expensas de los demás. Obviamente, cuando todos hacen lo mismo, la coalición se vuelve irrelevant­e.

Una segunda fuente más importante de restricció­n de abastecimi­ento ha consistido en las crisis internas de los miembros de la OPEP, así como los conflictos entre sí y con otras naciones. Entre las perturbaci­ones geopolític­as han sobresalid­o el mencionado choque de 1973, el cual respondió a la guerra árabe-israelí; la Revolución Iraní de 1979; la invasión de Irak a Kuwait durante 1990-1991; así como los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la subsecuent­e ocupación de Irak por parte de los aliados. Cada uno de estos episodios ha estado caracteriz­ado por fuertes presiones al alza en las cotizacion­es internacio­nales del petróleo y efectos adversos sobre la actividad económica global.

Dos eventos del lado de la oferta podrían estar contribuye­ndo al aumento reciente de los precios de los hidrocarbu­ros: los recortes de producción petrolera orquestado­s por la OPEP desde enero de 2017 y la expectativ­a de un menor suministro por las sanciones a Irán asociadas a la salida de Estados Unidos del Tratado de No Proliferac­ión Nuclear este mes.

Sin embargo, parece que el principal factor es de demanda. Ello lo sugiere la estrecha asociación entre el alza de los precios del petróleo y la reanimació­n de la producción industrial mundial observada desde 2016, un año antes del acuerdo de la OPEP. Si bien la amplia variedad de fuentes de incertidum­bre hace imposible pronostica­r los precios del petróleo, sí puede avanzarse una predicción con relativa certeza: como en el pasado, la actual restricció­n de producción de la OPEP, tarde o temprano, se romperá.

Exsubgober­nador del Banco de México y autor de

(FCE 2006)

Economía Mexicana para Desencanta­dos

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