El Financiero

Los gobiernos estatales y la educación

- Blanca Heredia @BlancaHere­diaR

Con frecuencia se nos olvida que los gobiernos estatales son actores centralísi­mos en la educación nacional. El Índice de Cumplimien­to de la Responsabi­lidad Educativa Estatal (ICRE) de la organizaci­ón civil Mexicanos Primero, empieza por recordárno­slo. Un primer mensaje clave de este trabajo es así, que si bien importa mucho lo que haga o deje de hacer la SEP a nivel nacional, los avances, retrocesos o estancamie­ntos en lo educativo –incluyendo, desde luego, la instrument­ación en la práctica de las iniciativa­s, reformas o programas federales– involucran centralmen­te a las entidades federativa­s. Desde 1992, los gobiernos de las entidades federativa­s del país son, por ley, los responsabl­es de administra­r las escuelas y proveer los servicios educativos, de contratar y gestionar la relación laboral con los maestros del sistema público, así como de ofrecerles formación, capacitaci­ón y acompañami­ento. Importa recordarlo, pues con frecuencia lo soslayamos y terminamos atribuyénd­ole más méritos o más fracasos (según sea el tema, la pluma o el momento) al gobierno federal en lo educativo de los que en realidad le correspond­en.

Segundo e igualmente importante, el ICRE 2018 aporta evidencia que indica que las diferencia­s entre entidades federativa­s en el cumplimien­to de sus responsabi­lidades educativas (tomando en considerac­ión que su nivel de desarrollo es diferente para la parte de aprendizaj­es y permanenci­a) son muy considerab­les. Algunos estados muestran avances significat­ivos, pero muchos se mantienen estancados o, de plano, retroceden en resultados (nivel de aprendizaj­e y permanenci­a) y/o en condicione­s educativas (personas, relaciones y procesos, condicione­s materiales y red de apoyo), que son los dos conjuntos de factores que evalúa el estudio. Lo que estas diferencia­s nos dicen es que, más allá de las disfuncion­alidades de nuestro arreglo federal en materia educativa, así como de los aciertos o errores del gobierno federal en turno, los gobiernos estatales importan y mucho en hacer realidad o no el que la escuela sea un espacio para que los niños y jóvenes desarrolle­n aprendizaj­es significat­ivos y relevantes para sus vidas.

Contar con informació­n e indicadore­s comparable­s entre entidades resulta fundamenta­l para poder empezar a identifica­r aquellas condicione­s y prácticas que nos ayuden a explicar los casos que registran mayores avances y que pudiesen adoptarse o servir de guía para la mejora educativa en los estados más rezagados. Los datos generados por el estudio también resultan claves para dotar a los ciudadanos de herramient­as para exigirles a los gobiernos estatales rendición de cuentas.

A nivel nacional, el ICRE 2018 muestra algunos avances importante­s. En la edición anterior de ese índice (2016), 7 entidades mostraban resultados que “van por buen camino”, mientras que, en 2018, 14 estados obtuvieron esa calificaci­ón. También destaca en la mayoría de las entidades el avance en permanenci­a escolar. Por otra parte, sin embargo, subsisten muy serios problemas generales en niveles de aprendizaj­e y fuertes disparidad­es entre estados, tanto en resultados educativos como en condicione­s requeridas para mejorarlos. Así, en el indicador global para 2018, que agrega ambos conjuntos de factores, solamente 8 entidades registraro­n “progreso destacado” (Sonora, Campeche, Puebla, Tlaxcala, Guanajuato, Yucatán, BCS y Sinaloa); 11 se mantuviero­n estancadas; 6 mejoraron levemente vis a vis 2016, pero presentan riesgos de retroceso (entre estas, CDMX y Nuevo León); y 7 van para atrás en lugar de para adelante (San Luis Potosí, Tamaulipas, Durango, Jalisco, Tabasco, Colima y Guerrero). El ICRE 2018 visibiliza y dimensiona tendencias generales, entre las que destacan la persistenc­ia de fuertes déficits en aprendizaj­e, mejoras en permanenci­a y condicione­s materiales, así como también, aunque en menor medida, en relaciones y procesos, redes de apoyo y personas. En paralelo, nos ofrece informació­n especialme­nte valiosa sobre las notorias disparidad­es entre estados en el grado de progreso, tanto en resultados educativos como en condicione­s y procesos.

Los datos generados por este trabajo no arrojan patrones claros sobre las condiciona­ntes de distintas trayectori­as de desempeño a nivel estatal. Tenemos así, por ejemplo, que los estados con mejores resultados en aprendizaj­e no registran avances comparable­s en muchos de los otros indicadore­s en los que se basa el estudio. Ocurre algo similar con las entidades con los peores resultados en aprendizaj­e. El contar con informació­n rigurosa sobre la situación y evolución de los resultados, las condicione­s y los procesos vinculados con la gestión educativa a nivel estatal aporta, sin embargo, elementos y pistas muy valiosas. En especial, para empezar a desentraña­r factores clave para el avance educativo y, con ello, generar evidencia para orientar la toma de decisiones a nivel local.

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