El Financiero

ANTOJO ESPAÑOL

- Lizbeth Hernández

Si no tiene tiempo disponible para comprar ingredient­es y cocinar botanas, aunque sean rápidas, lo mejor es comprarlas listas. La charcuterí­a ibérica lleva la delantera en jamones que –acompañado­s de una botella de tinto, cava o una cerveza espumosa– le harán quedar bien.

Para catar un jamón ibérico, el empresario y experto en charcuterí­a Enrique Tomas aconseja poner una tirita en la boca y percibir lo que ocurre: si es de buena calidad, al contacto con el calor bucal se derretirá. En un solo bocado la grasa infiltrada del producto permite saborear su riqueza gustativa. Entre las variedades que se encuentran listas para llevar están: gran reserva, ibérico y bellota, todos de cerdos criados en España y alimentado­s con pienso –mezcla de vegetales y minerales–; la única variante está en el tiempo de maduración, ya que para el primero es de 18 meses, para el segundo de 24 y para el tercero –que también es alimentado con bellotas– de 36 meses. Se vende en empaques o cortados con cuchillo en lonjas, taquitos (así le llaman, pero en realidad son cubos) y en viruta, ésta última es la carne del jamón que está en contacto con el hueso, la cual tiene un sabor más intenso y se ofrece en conos para dis- frutar como botana.

Ese tipo de proteína se agrega a las patatas bravas, ensaladas y como acompañant­e de queso curado. También lo puede llevar a casa en croquetas, croissants y baguettes. Sus acompañant­es ideales son aceitunas verdes y negras.

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