LA ALQUIMIA DEL PAPEL ES UNICA
El editor madrileño comparte los ingredientes de un oficio humilde y generoso que combina buen olfato, devoción y mucha suerte
DICE QUE DESDE CHICO NO SABE HACER OTRA COSA QUE LEER. Así que, cuando llegó la hora de buscarse el sustento, Malcolm Otero Barral tocó la puerta de una editorial. “Y lo que es una pasión se acabó convirtiendo en un oficio”, cuenta el madrileño, después de vivir por más de 20 años entre galeras.
Ahora es editor general de Malpaso, y de sus fundadores. El sello tiene en su
catálogo a Wislawa Szymbirska, Bob Dylan, Kigsley Amis, Mark Haddon, Martín Caparrós y Julián Herbert, entre otros.
En su trayectoria como editor de grupos como Planeta o RBA Libros -donde debutó en el oficio-, Otero Barral publicó por primera vez a Jhumpa Lahiri, Dave Eggers, Jonathan Franzen y a Gao Xingjian. Al sudafricano J. M. Coetzee lo trajo al español años antes de que ganara el
Nobel. También reeditó a Harold Pinter.
Difundir las letras de las grandes mentes es para él un quehacer humilde. “El talento es de los escritores”, justifica. “Si publicamos el libro de Bob Dylan, lo importante es él. Nosotros sólo nos encargamos de que su obra quede lo mejor posible, de sacarle el mejor partido”.
Por eso se dedica a su labor con devoción de amanuense medieval. No solamente vigila el tratamiento del contenido, sino la factura de esos repositorios de intimidad que son los libros.
“Apostamos por el papel con textos muy cuidados, aunque tengan una repercusión mínima. No somos ambiciosos, no queremos cambiar el mundo, lo que sí nos interesa es que lo que publicamos tenga su importancia en el discurso cultural y político de los países en los que tenemos presencia, que son todos los de habla hispana”, explica en entrevista. “Un libro no cambia el mundo, pero sí puede cambiar a un lector, y éste salir y reordenar su entorno”.
El sello lanza alrededor de 40 títulos al mes desde su fundación en 2013. Ofrece títulos de ficción, ensayo y una destacada línea de música en la que hay firmas como John Lydon ( Johnny Rotten), Van Morrison o Elvis Costello. Y publicará próximamente la biografía autorizada de Paul McCartney, escrita por Philip Norman, así como la autobiografía del cineasta polaco Roman Polanski.
“La línea de música nos distingue mucho, pero todo lo que hacemos es con la misma pasión; hemos hecho libros de deporte, literarios, ensayos de todo tipo, y de cada uno nos sentimos muy orgullosos”, comenta.
SIN MENOSCABO DEL E-BOOK
Aunque todos los volúmenes están disposibles en versión digital, Otero Barral está seguro de su fuerte apuesta por el papel porque, dice, la alquimia entre las pastas duras y las hojas proporciona al lector una experiencia insustituible.
“La lectura de un libro requiere sosiego, no es algo de consumo inmediato. Una vez que te lo compras es tuyo, pero cuando lo has leído, te pertenece aún más. Ya es parte de tu historia, puedes hablar de él”, considera. “En los anaqueles de las casas se guarda tu historia de lecturas”.
Todos los títulos que publica están en español, así que la traducción es una rama fundamental del trabajo, dice. Gran parte del esfuerzo de los editores de Malpaso y de sus demás sellos –Jus, Lince- es buscar libros en otros idiomas. “Nos gusta mucho Kurt Vonnegut y publicaremos sus cuentos completos; de Malcom Lowry aspiramos a publicar toda su obra, y ya estamos empezando a traducir a Henry Miller. Eso en la parte más clásica, pero si nos encontramos con algo que nos encante, tratamos de conseguirlo”, asegura Otero Barral.
Para los próximos meses, la editorial lanzará en México títulos como Palabra
de Lorca, que reúne todas las entrevistas que concedió el autor de Poeta en Nueva York. “Lorca sólo escribió un libro de ensayo –Impresiones y paisajes-, pero en sus entrevistas da una imagen de lo que pensaba; es como adentrarse en la persona, a quien sólo conocíamos como autor. Aunque su poesía y su teatro dicen mucho de él, este libro lo revela de una forma completa”, adelanta.
En agosto próximo, Malpaso publicará El hundimiento del muelle, una colección de cuentos de Mark Haddon, el autor de El curioso incidente del perro a medianoche. Otras novedades para este año son Rumbo a Tartaria, de Robert Kaplan; Historia de historias, de Álvaro Uribe; Ilustres raperos, de David Foster Wallace,
y Los desterrados, de Kamila Shamsie. Para ser editor de libros se requiere también olfato. Permite encontrar escritores nuevos, claro, pero también detectar su posible crecimiento.
“En general, no los descubrimos. Por ejemplo, publicamos a Julián Herbert, mas no fue nuestro hallazgo. Otros como el argentino Pablo Ramos, lo leímos y lo publicamos porque el descubrimiento fue para nosotros: es maravilloso. Tenemos muchos autores como apuesta, a quienes queremos hacer crecer con nosotros”.
Por esa razón, confiesa, la alquimia del editor incluye un ingrediente esencial: “Tiene un poco de hacer bien tu trabajo, pero mucho de suerte”.
Pero nada de lo anterior se cumple si no se es buen lector -en lo personal, dice, es un fanático de la ficción. Y uno generoso: hay que tener la vocación de aportar a los demás.
“La elección de los textos es parte de ese trabajo, pero también es una labor importante conseguir que lo que hacemos tenga su reflejo en los lectores. El editor debe tener criterio, olfato, pero además transmitir ese entusiasmo que le llevó a decir: ‘este libro es maravilloso, ojalá que mucha gente lo lea’. Si hacemos un libro muy bueno, pero no logramos que se enteren, hay un fracaso”.