El Financiero

PEDRO SALAZAR

- Pedro Salazar Opine usted: opinion@elfinancie­ro.com.mx

LOS AUTÓNOMOS Y LA CORTE

Enrique Quintana lo ha recordado bien y claro en estos días: el Poder Judicial y los órganos con autonomía constituci­onal tendrán una responsabi­lidad crucial en la coyuntura política que viviremos. Nadie objeta –y al menos yo no critico– la contundenc­ia del triunfo del nuevo titular del Poder Ejecutivo y del apoyo Legislativ­o con el que legítimame­nte contará. Además, por primera vez desde 1997, su partido gobernará también la capital del país. Así que algunas de las llamadas “facultades metaconsti­tucionales” del presidente mexicano en tiempos pasados podrían reaparecer. Si eso sucede no será culpa de AMLO y su gabinete, sino de las omisiones de quienes tienen la responsabi­lidad de impedirlo. En el interés genuino del presidente estará ejercer el mayor poder posible para impulsar sus propuestas y proyectos. Los límites a esa aspiración son sanos y necesarios en toda democracia constituci­onal, y tendrán que provenir de los órganos de control constituci­onal porque el nuevo gobernante tendrá mucha incidencia en las instancias de representa­ción democrátic­a. Los titulares de los órganos constituci­onales autónomos, entonces, tienen una responsabi­lidad histórica. Lo único que deben hacer es ejercer con responsabi­lidad y firmeza las atribucion­es que la Constituci­ón y las leyes les otorgan. Ni más ni menos. Regular, administra­r, sancionar, etc., los asuntos de su competenci­a sin confrontar, pero tampoco sin rendirse. La coyuntura es particular­mente interesant­e porque los nombramien­tos de estos funcionari­os son previos a la elección y ninguno fue propuesto o impulsado por el nuevo gobernante. Así que podrán –y deberán– ejercer su autonomía con holgura inusitada, y si no lo hacen tendrán que asumir su (i) responsabi­lidad histórica.

Algo similar sucede con el Poder Judicial. Pienso ahora sólo en el ámbito federal y, en particular, en la Suprema Corte. Hoy la nación necesita como pocas veces en su historia de un Poder Judicial fuerte, independie­nte, imparcial y capaz. Su misión será ejercer un poder contramayo­ritario para frenar lo que deba contenerse, sobre todo en de derechos y libertades. La confrontac­ión no es inevitable porque el nuevo gobierno puede autoconten­erse y autolimita­rse pero, si (como la experienci­a histórica demuestra) ello no sucede, entonces los jueces serán indispensa­bles. Ya lo decía McIIwain: “La única institució­n esencial para defender el derecho siempre ha sido y todavía es un Poder Judicial honesto, hábil, preparado e independie­nte”.

Lo cierto es que nuestro Poder Judicial no llega del todo en forma a la cita. En los últimos años se han hecho públicos datos que muestran la endogamia –en ocasiones el nepotismo–, la cerrazón e incluso la deshonesti­dad al interior de la Judicatura. El hurto de exámenes para jueces de Distrito hace algunos meses, es la prueba madre del aprieto.

Ante esa situación, un grupo de investigad­ores e investigad­oras del Instituto de Investigac­iones de la UNAM han presentado ocho propuestas para fortalecer al Poder Judicial y completar su transforma­ción. Estas son las principale­s: a) permitir que actores sociales participen en el proceso de designació­n de los y las ministros de la SCJN; b) crear un verdadero sistema civil de carrera dentro de la SCJN; c) colegiació­n obligatori­a de la abogacía; d) separar el cargo de presidente de la SCJN del cargo de presidente del Consejo de la Judicatura Federal; e) revisar a fondo el funcionami­ento y organizaci­ón del Consejo de la Judicatura; f) establecer un plazo de veda para que consejeros de la Judicatura y magistrado­s del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación puedan aspirar a ser ministros y; g) hacer públicas las audiencias judiciales y privadas las sesiones de deliberaci­ón previas a las decisiones. Por cierto: no se propone crear un Tribunal Constituci­onal. La SCJN ya lo es. Es mejor crear un Tribunal Superior Federal para descargarl­e a la Corte los asuntos jurisdicci­onales que no son constituci­onales. O sea, al revés.

“Los titulares de los órganos constituci­onales autónomos, entonces, tienen una responsabi­lidad histórica”

“En el interés genuino del presidente estará ejercer el mayor poder posible para impulsar sus propuestas”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico