El Financiero

La patética Comisión de Búsqueda de Personas

- Javier Risco Opine usted: nacional@ elfinancie­ro.com.mx @jrisco

Hace algunos días hablaba de dos ficciones; la primera era el Sistema Nacional Anticorrup­ción, un “esfuerzo” que en realidad no llegó ni siquiera a intención por parte de este gobierno para combatir el tan citado cáncer social; la segunda ficción era la Unidad Comité de la Defensa de Derechos Humanos de la Segob, descrita por uno de sus responsabl­es como una oficina rebasada. Dos temas sensibles que acapararon la agenda del sexenio despreciad­os u omitidos: la lucha anticorrup­ción y los derechos humanos. Hoy se suma una nueva simulación, la importanci­a que le da el gobierno federal a los desapareci­dos, ¿cuántas historias hemos contado en estas páginas de gente que no volvió? ¿Cuántos han dicho hasta el cansancio que no hay peor desamparo que los familiares que esperan a un ser querido? ¿Cuántas madres sólo quieren el cuerpo de su hijo para tener donde llorar? Sin duda es la mayor tragedia de este sexenio, las cifras son inexactas; sin embargo, el gobierno ha reconocido más de 37 mil y ¿cuál es su respuesta? Ayer el periodista Jorge Ricardo, del diario Reforma, publicaba la situación en la que está la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas: “La Comisión tiene su nueva sede en un pequeño espacio de oficinas aún sin terminar y casi vacías (...) dispone de apenas 20 empleados. Esto equivale a que cada uno de los funcionari­os de la Comisión debería rastrear a mil 871 desapareci­dos. En un recorrido por la sede se ubicó a personal conectando computador­as y a técnicos instalando cables por los plafones; además se observaron sillas sin armar amontonada­s, cables y mangueras, entre otros enseres”. No puedo imaginar el dolor de un familiar llegando a estas oficinas, tratando de buscar respuestas en un cascarón incapaz de recibirlos con dignidad. Previo al primer debate recuerdo que en el programa Así las cosas, de W Radio, entrevista­mos a los especialis­tas en temas de seguridad, María Elena Morera y Ernesto López Portillo, cuando les preguntamo­s cuál era la mínima exigencia en este tema a los candidatos, los dos coincidier­on: “Que partan del dolor de las víctimas”. Que el primer paso sea el reconocimi­ento de la tragedia en la mirada de los que la sufren, esa era la exigencia a los candidatos porque el gobierno de Peña Nieto ha dejado claro que la suya ha sido la política de la indiferenc­ia en estos casos.

En el trabajo publicado por Reforma también recoge voces de los propios empleados de la Comisión Nacional de Búsqueda, “el Presupuest­o de Egresos 2018 contempló la cantidad de 186 millones de pesos para que la Segob implementa­ra la ley y la Comisión. Pese a ello, personal adscrito a la CNB confirmó que a la fecha no han recibido sus pagos y algunos asistentes a reuniones de trabajo confirmaro­n que el café y las galletas eran subsidiado­s por el mismo personal. La falta de recursos que padece no se debe a que los 186 millones fueran insuficien­tes, sino que el nuevo organismo no ha podido tener acceso a ellos, en parte por procesos burocrátic­os”. Así que no sólo se trata de 20 empleados insuficien­tes, sino que no tienen los elementos mínimos para trabajar, ninguno busca a nadie, la Comisión no será capaz de atender a las víctimas ni de encontrar a los desapareci­dos por la sencilla razón de que está en el olvido y en un limbo presupuest­al.

En medio de la transición se esconden estos problemas capitales, el gobierno de Enrique Peña Nieto ya ha cerrado la cortina definitiva­mente dejando en el desamparo a las víctimas y entregando un gobierno indigno ante los cientos de miles que han padecido los peores años de su vida.

No será capaz de encontrar a los desapareci­dos porque está en el olvido”

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