Peje en verde
Los que andan imparables son el dueto de la chef Gaby Ruiz y su socio y marido, Rafael López Rubí, pues su restaurante Carmela y Sal, en la Torre Virreyes, está siendo un superéxito. Su apuesta fue preparar una cocina de autor con alma tabasqueña, la cual les ha salido tan buena que no existe comensal que no se haya chupado los dedos de las delicias mexicanas que nos ofrecen.
Ahora bien, déjenme contarles una anécdota. Resulta que durante esta campaña presidencial, todos los comensales, al saber que era de Tabasco, le preguntaban, obviamente llenos de morbo, si tenía en el menú pejelagarto y se aventaban el siguiente comentario: “Por lo menos para que nos lo comamos”. Acto seguido, ella, muy mona como es y con gran sonrisa, contestaba: “Sé hacerlo, pero no está en el menú”. Tras enterarme de esto, no pude hacer otra cosa que correr a entrevistarla y así fue como me enteré que en sus inicios había ganado un concurso culinario muy “tú las traes” preparando justamente pejelagarto en verde. Que cuando preparaba el menú del Carmela y Sal pensó en ponerlo, pero prefirió otras cosas, platos más seguros. Que el pejelagarto sabe como a pantano, a algas y que no es fácil, pero que si lo preparan bien, sabe bastante rico. Que de Ricardo Muñoz, chef del restaurante Azul, y el investigador más importante de cocina prehispánica, aprendió la mejor receta para prepararlo y es: “Se debe asar de manera tradicional y luego abrirlo y ponerle la cantidad perfecta de sal, es decir, lo que se te pegue a la yema del dedo, lo espolvoreas y después lo bañas con la salsa de chile amashito, y así se come”. ¡Quihúboles! ¿Quién dijo yo? Ah, no vayan a decir que fui yo, pero Gaby ya está en lo que vienen siendo las pruebas y error para incluir al en su menú.
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