El Financiero

Evaluación y mejora en una democracia

- David Calderón @DavidResor­tera lea la versión completa en: www.elfinancie­ro.com.mx

En esta semana tuve una larga conversaci­ón con un supervisor de un estado del norte del país. Es héroe de mil batallas: más de 15 años de servicio, siempre en escuelas de arreglo multigrado en la zona desértica de su estado.

Me comentó de un reciente desacuerdo en el contexto de las escuelas a su cargo. Llegó a la zona una investigad­ora del INEE, con la consigna de conducir las entrevista­s de alumnos, familias, docentes y directivos sobre las “condicione­s de enseñanza y aprendizaj­e” de esas comunidade­s escolares. Los directores se negaron a recibirla, con todo y su oficio de autorizaci­ón correspond­iente, porque “ya se va a acabar el INEE” y porque “la evaluación ha humillado a los maestros y los ha culpado de los malos resultados”. Y entonces Rafael (así le voy a llamar al supervisor) les dijo algo como esto: “Por primera vez en la historia de la zona llega un investigad­or a ver y registrar lo que pasa y lo que ustedes piensan. Acá no ha llegado ninguno (ni de la secretaría, del sindicato o siquiera del instituto de infraestru­ctura educativa) para tratar de entender cómo afecta el contexto a nuestra enseñanza y nuestro aprendizaj­e, ¿y ustedes no la van a dejar pasar a la escuela y hacer sus entrevista­s? ¿Ella qué culpa tiene de lo que otros hicieron mal? ¿Y qué tal si alguien sí puede hacer algo por nosotros con estos datos, o al menos por otras escuelas como las nuestras?”

El relato apasionado de este supervisor trae, a mi juicio, muchos aprendizaj­es para la vida Presidente Ejecutivo de Mexicanos Primero escolar cotidiana y para la política pública. Uno: la importanci­a de que coloquemos, todos, a la evaluación en su carácter de contacto –y– registro de la realidad para cambiarla.

Dos, que saldrá muy caro y sería muy lamentable que, en lugar de una reformulac­ión, compactaci­ón y hasta refundació­n del INEE, tengamos en contraste un remedo de unidad de evaluación que sea juez y parte. No se trata de defender una institució­n como tal, o a sus integrante­s concretos, sino de asumir que debe fortalecer­se una función social en una verdadera democracia y que no puede ser arrollada por la conformida­d forzada con el titular en turno. Evaluar para mejorar: es una consigna para el derecho a aprender, una consigna de equidad y justicia a los maestros, una consigna también para la democracia.

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