El Financiero

DESPERTADO­R

- MARTÍ BATRES

La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de suspender la Ley Federal de Remuneraci­ones de los Servidores Públicos es ilegal y regresiva. Entraña un ominoso mensaje de resistenci­a al cambio a costa de lo que sea. Es una típica decisión reaccionar­ia que busca defender por encima de todo los privilegio­s de un grupo muy pequeño de mexicanos. Y constituye un abierto desafío contra el mandato popular expresado el pasado 1o de julio.

Es una decisión ilegal porque el propio artículo 64 de la Ley Reglamenta­ria de las fracciones I y II del artículo 105 de la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos, que regula las acciones y controvers­ias de inconstitu­cionalidad, establece con claridad que: “La admisión de una acción de inconstitu­cionalidad no dará lugar a la suspensión de la Ley cuestionad­a”.

Y aunque existe un principio jurídico general que reza que “donde la ley no distingue no ha lugar a distinción”, la Corte va más allá de la Ley, pues ésta no señala caso o condición alguna en que deba suspenders­e una Ley. Sin embargo, al admitir la acción de inconstitu­cionalidad contra la Ley Federal de Remuneraci­ones de los Servidores Públicos la Corte la suspendió, violando así lo estipulado por la Ley Reglamenta­ria del artículo 105 constituci­onal mencionada arriba.

Al suspender la Ley de Remuneraci­ones de los Servidores Públicos, de manera contradict­oria, la Corte deja abierta la puerta, no obstante, a que puedan ser disminuido­s ( o aumentados) los salarios de los integrante­s del Poder Ejecutivo y del Poder Legislstiv­o. En otras palabras, el Poder Judicial está diciendo: recorten sus altos salarios si quieren pero no los nuestros. Es una defensa de casta contra toda la tendencia general actual en los Poderes del Estado; y contra todo el reclamo social que cuestiona los privilegio­s al amparo del poder público. La situación se torna delicada también porque el Poder Judicial se convierte en el defensor de sus propios intereses. Ahora sí, literal y realmente, es Juez y parte. El Poder Judicial es el espacio en el que se resolverán los privilegio­s del Poder Judicial. Políticame­nte sale mal parado el Poder Judicial porque mientras los Poderes Legislativ­o y Ejecutivo están tomando decisiones para recortar sus propios privilegio­s para autolimita­rse, el Poder Judicial es incapaz de hacerlo. Peor aún porque en este tema este es el Poder que debería limitar a los otros, pues es el encarhones­tidad, gado, como su nombre lo dice, de la Justicia.

El Poder Judicial se anima a violar la Ley al suspender una legislació­n cuestionad­a ante la inminencia de la aprobación del Presupuest­o, en aras de garantizar los privilegio­s.

Sin embargo, ante una acción de inconstitu­cionalidad la Corte sólo debe declarar si hay inconstitu­cionalidad o no.

Lo cierto es que no se ha entrado al fondo del asunto. La Corte no ha declarado que la Ley Federal de Remuneraci­ones de los Servidores Públicos sea inconstitu­cional.

Y aunque esté suspendida dicha Ley, la Cámara de Diputados podrá disminuir o eliminar privilegio­s de senadores, diputados y funcionari­os del gobierno federal. La propia resolución de la Corte lo permite. También es cierto que el Congreso podrá aprobar nuevas legislacio­nes en materia de austeridad y abolición de privilegio­s. El Ejecutivo Federal, por ejemplo, ya anunció una iniciativa de Ley General de Austeridad.

Después de la reciente decisión de la Corte sobre la Ley de Remuneraci­ones y de la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre el caso Puebla, parece que el cambio no ha llegado a un Poder Judicial Federal que se ve anclado a la ideología, los intereses y los pactos políticos de 1990. También la oposición partidista conservado­ra sufre un nuevo desgaste con este episodio. Y nuevamente asoma la cabeza sólo para defender lo indefendib­le.

En fin, hay resistenci­a conservado­ra, como la que se dio contra la Ley Juárez que abolió Fueros y Privilegio­s después de la Revolución de Ayutla de 1854. Pero también hay persistenc­ia de la voluntad transforma­dora y por lo tanto, esperanza.

“La situación se torna delicada también porque el Poder Judicial se convierte en el defensor de sus propios intereses”

“La Cámara de Diputados podrá disminuir o eliminar privilegio­s de senadores, diputados y funcionari­os del gobierno federal”

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