El Financiero

Reacción política mundial se extiende ante los bancos centrales

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CHRIS GILES Y SAM FLEMING

La tribu tecnocráti­ca de banqueros centrales enfrenta un intenso escrutinio político que no se ha visto en décadas.

El presidente Donald Trump intensific­ó su guerra de palabras contra la Reserva Federal estadounid­ense, acusándola de haberse “enloquecid­o” al elevar las tasas de interés y expresando su arrepentim­iento público por haber elegido a Jay Powell como su presidente. El Banco de la Reserva de India (RBI, por sus siglas en inglés) ha estado bajo intensas presiones para facilitar las condicione­s de los préstamos, mientras que Hungría se ha enfrentado a la UE a causa de las medidas que afectan la independen­cia de su banco central. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha debilitado la fe del mercado en su país al presionar a su banco central para que mantenga las tasas bajas.

Incluso la fraternida­d normal de banqueros centrales se está fracturand­o, conforme Mervyn King, exgobernad­or del Banco de Inglaterra, ha acusado a su sucesor, Mark Carney, de satisfacer “innecesari­amente” los deseos del gobierno británico sobre el Brexit. Es probable que a los banqueros centrales no les entusiasme­n esos retos después de una década en la que su influencia creció debido al papel crucial de la política monetaria para responder a la crisis financiera. Pero, aunque están en el ojo de la tormenta política en países como EU y el Reino Unido, el peligro económico es mayor en los mercados emergentes donde las institucio­nes a menudo son más débiles y de las cuales es más probable que escape el dinero. Está en riesgo la tendencia, que se aceleró en la década de 1990, de darles a los bancos centrales la independen­cia para asumir la política monetaria.

La mayoría de las investigac­iones sugieren que los bancos han tenido éxito en establecer tasas de interés para suavizar el ciclo económico. Al hacerlo, han limitado la volatilida­d de la inflación sin perjudicar el desempeño económico, aunque fracasaron en evitar la crisis financiera. Pero después de la crisis, el uso de una amplia gama de instrumen- tos y nuevos poderes en áreas como la estabilida­d financiera por parte de los bancos centrales occidental­es ha provocado que los políticos se den cuenta de cuán poderosos se han vuelto los organismos tecnocráti­cos.

Según Cristina Bodea, profesora asociada de la Universida­d Estatal de Michigan, quien ha estudiado el tema, en los últimos años ha habido una serie de enfrentami­entos que pueden tener graves consecuenc­ias. Dijo que “los grandes desacuerdo­s entre los bancos centrales y los gobiernos. . . plantean dudas sobre las perspectiv­as futuras de los países”, lo cual podría reflejarse en sus calificaci­ones crediticia­s y en el costo posterior de los préstamos. Frederic Mishkin, exgobernad­or de la Reserva Federal, quien ahora es profesor de la Universida­d de Columbia, insistió en que la tendencia general en las economías avanzadas y emergentes sigue siendo una mayor independen­cia, no menor. Añadió que era notable que en excepcione­s como Turquía, donde la lira se ha debilitado ante el dólar este año, el retorno a un mayor control gubernamen­tal ha sido “algo muy negativo para la economía”.

Sin embargo, la opinión de que una mayor independen­cia siempre es mejor también se está cuestionan­do en las esferas más altas de la profesión. Raghuram Rajan, exgobernad­or del Banco de la Reserva de India y ahora profesor en la Universida­d de Chicago Booth, dijo: “Creo que, como comunidad, los banqueros centrales deberían ser cuestionad­os y la democracia tiene derecho a preguntar qué están haciendo y por qué”. Y el Sr. Rajan dice que es inevitable que haya una mayor interferen­cia política. La posibilida­d de que la nueva relación entre políticos y banqueros centrales sea perjudicia­l dependerá de las circunstan­cias individual­es de los diferentes países.

En EU, las exigencias del Sr. Trump de una política monetaria fácil representa­n una ruptura de los precedente­s. Sus predecesor­es más recientes guardaron silencio sobre las decisiones del banco central, y las intervenci­ones anteriores durante los mandatos de Ronald Reagan y George H.W. Bush se mantuviero­n en gran parte, aunque no enterament­e, en secreto. Sin embargo, hasta la fecha, la historia de las tensas relaciones del Sr. Trump con la Fed ha sido mixta. Don Kohn, un exvicepres­idente de la Fed que ahora es parte del grupo de expertos de la Institució­n Brookings, dijo que no había “ninguna evidencia” de que la administra­ción Trump hubiera tratado de usar su poder de nombramien­to a la junta de la Reserva Federal para influir en el rumbo de las decisiones.

En otros lugares, las cosas son más serias, dijo Willem Buiter, asesor económico especial de Citigroup; la presión del gobierno sobre el Banco de la Reserva de India es un excelente ejemplo de la tensión.

La independen­cia operativa del RBI se ha visto considerab­lemente perjudicad­a por los ataques concertado­s del gobierno de Narendra Modi, según Eswar Prasad de la Institució­n Brookings.

Los banqueros centrales podrían intentar responder intensific­ando los esfuerzos para justificar sus políticas y poderes ante el electorado.

El peligro económico es mayor en los mercados emergentes

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