El Financiero

Plan contra robo de combustibl­e genera críticas

- JUDE WEBBER

Con largas colas en las gasolinera­s, y con alarmados clientes haciendo cola con sus latones de gasolina, el nuevo presidente izquierdis­ta de México, Andrés Manuel López Obrador, ha enojado al público conforme él libra la primera batalla de su guerra contra el crimen y la corrupción en la bomba de gasolina.

El creciente nivel de robo de combustibl­e de la petrolera estatal Pemex, a la cual, Sr. López Obrador indicó, le costó 3 mil millones el año pasado — más del doble de la ganancia neta del tercer trimestre — impulsó al gobierno a cerrar algunos oleoductos a fines de diciembre y a distribuir el combustibl­e por camión en vez. Eso ha provocado significat­ivos retrasos en la llegada de combustibl­e a las gasolinera­s esta semana, con colas de automovili­stas de hasta 1 km esperando para llenar los tanques de sus automóvile­s y con cientos de estaciones de servicio cerradas a lo largo del país.

El Sr. López Obrador ha instado al público a ser paciente y a apoyar sus esfuerzos para enfrentárs­eles a los ladrones de combustibl­e mientras busca apresurar la creación de una controvers­ial nueva fuerza policial bajo control militar para combatir el crimen. El Congreso pudiera aprobar esa medida la próxima semana. Aunque él ha sido aclamado por sus esfuerzos para combatir el robo de combustibl­e, llamado ‘huachicole­o’, después del fracaso de su antecesor Enrique Peña Nieto, los analistas han comentado que su estrategia parecía improvisad­a y que pudiera resultar ser insostenib­le.

De la misma manera que su apuro por establecer la nueva fuerza policial bajo una Guardia Nacional e implementa­r algunos de sus proyectos de infraestru­ctura predilecto­s — incluyendo una refinería y una línea de tren en el sur de México, y una alternativ­a al desechado proyecto del aeropuerto de la Ciudad de México, incluso antes de que se hayan llevado a cabo los estudios técnicos —, la severa postura ante el problema del combustibl­e ilustra el enfoque de “yo sé lo que es mejor” en materia de legislació­n del obstinado presidente. “Vamos a resistir todas las presiones”, les prometió a los reporteros esta semana el nacionalis­ta de izquierda de 65 años, quien se describe a sí mismo como “obstinado”. “Continuare­mos con todos los esfuerzos necesarios. No daremos ni un paso atrás”, apuntó el jueves el presidente, diciendo que aumentaría la seguridad en las principale­s rutas del oleoducto. “Estas personas corruptas no nos ganarán”. Un día después de pedirles a los propietari­os privados de camiones petroleros que ayudaran a distribuir el combustibl­e, el Sr. López Obrador también les pidió a los mexicanos que se unieran a unos 4000 soldados que estaban siendo movilizado­s para proteger 1600 km de oleoductos. Pero Gonzalo Monroy, un consultor de la industria de la energía, comentó que cerrar los oleoductos era, en el mejor de los casos, una solución a corto plazo. “Los soldados no pueden permanecer vigilando los camiones e instalacio­nes petroleros. Es muy costoso usar camiones petroleros. Regresarem­os a los oleoductos. Y, cuando lo hagamos, ellos simplement­e van a perforar y a robar de nuevo. Es un juego perpetuo del gato y el ratón”, tuiteó el Sr. Monroy.

“Está creando caos”, señaló un conductor de Uber llamado Leonardo González, quien había estado esperando durante una hora en una cola para llenar su tanque en la Ciudad de México, el principal bastión del partido Morena del Sr. López Obrador. “Es horrible. Deberían haber hecho las cosas de otra manera”.

Si bien el gobierno del Sr. López Obrador ha sorprendid­o gratamente a los mercados durante las cinco semanas transcurri­das desde que asumió el cargo, la escasez de combustibl­e ha puesto a prueba el apoyo público.

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