Maduro y AMLO, dos gotas gemelas
Mientras que Paraguay rompe relaciones diplomáticas con Venezuela tras calificar de ilegítimo el nuevo mandato de Nicolás Maduro, el gobierno de López Obrador se abstiene.
Cuando la OEA aprueba la resolución que declara ilegítimo el gobierno de Maduro, México se abstiene.
El desabasto de combustibles en Venezuela, aunado a una crisis económica y de gobernabilidad, provoca escasez de alimentos y medicinas, persecución, represión y muerte, y con ello detona el éxodo de cientos de miles de venezolanos.
En México, a 42 días del nuevo gobierno, explota la crisis de desabasto de gasolina provocada por el gobierno de AMLO. Una fallida estrategia de combate al huachicoleo produce que en 10 entidades de la República falte el combustible, entre ellas la capital del país.
La obstinación del nuevo gobierno por atentar contra amplios sectores de la sociedad mexicana, en aras de abatir el huachicoleo, no sólo ha causado escasez de gasolina, sino que empuja para que la inflación y el desabasto generalizado, principalmente de alimentos, al no poder moverlos desde los centros de reparto o de producción a los lugares de consumo, empiece a amenazar el bolsillo de los mexicanos. Vayamos por partes: la política exterior de México entró a un callejón sin salida con el acercamiento entre Andrés Manuel y Nicolás, quienes se fundieron en un abrazo en Palacio Nacional el 1 de diciembre, cuando el tabasqueño se convirtió en Presidente. Dicho encuentro fue una afrenta a mexicanos y venezolanos que condenan la represión y la violación sistemática a los derechos fundamentales que se practica en el país sudamericano. El idilio surge del Foro de Sao Paulo, que busca profundizar el debate y avanzar con propuestas de acción consensuadas en la lucha antiimperialista, así como promover intercambios especializados en torno a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales que la izquierda continental enfrenta.
Con el Foro de Sao Paulo están alineados los gobiernos que rechazaron condenar a Maduro por su reelección, como Bolivia y Nicaragua.
Dice López Obrador que la política de no intervención es la piedra angular de las relaciones diplomáticas de México, pero al abstenerse en la resolución de la OEA se interviene a favor de un dictador en el poder.
Así es, la postura del gobierno mexicano es activa y contraria a los deseos de 19 países del continente, entre ellos Argentina, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Chile, Ecuador y Brasil, que pugnan por que se realicen nuevas elecciones presidenciales en Venezuela, con todas las garantías necesarias para un proceso libre, justo, transparente y legítimo. Maduro es presidente de Venezuela desde 2013 y AMLO apenas lleva 42 días; sin embargo, la ruta de ambos mandatarios tiene un objetivo en común, la reelección. El enorme ejército que el presidente López Obrador está conformando mediante una serie de programas sociales en los cuales se subvenciona a millones de jóvenes excluidos y otros sectores de la población, como los adultos mayores, servirá en su momento, cuando sean llamados a consultas populares sobre temas torales para la nación, como ya lo hiciera con la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, aunque la consulta fuera inconstitucional. Por eso, desde el Congreso ya se prepara la reforma constitucional al artículo 35, que habla de los derechos de los ciudadanos y en particular de las consultas populares y sus requisitos para organizarlas, así como de sus efectos vinculantes.
Los paralelismos entre dos gobernantes. Uno que tomó la estafeta de otro dictador, Hugo Chávez; el otro, que gana una elección democrática con amplio apoyo mayoritario y que pretende también perpetuarse en el poder.