El Financiero

“Huachicol” ya tiene mayoría de edad

- Eduardo C. Torreblanc­a Opine usted: etj@uptv.mx

El Huachicol, entendido como ordeña o robo del combustibl­e desde Petróleos Mexicanos, tiene mayoría de edad. Si fuera un mexicano ya contaría con su credencial del INE y pudiera ejercer el voto.

De hecho, ya lo hace al enfrentars­e al Estado. No puede entenderse su madurez y mayoría de edad si no fuera por la complacenc­ia y participac­ión de autoridade­s de todos los niveles de la vida pública nacional durante 18 años, comenzando por los Presidente­s de México quienes fueron puestos al tanto de lo que sucedía.

La primera historia de este asunto, escuchada por voz de un alto funcionari­o público la recibí de FRANCISCO GIL DÍAZ en un viaje que el entonces Secretario de Hacienda organizó para cuatro columnista­s de la fuente económica por cuatro puntos o puertas aduanales en el país.

Quienes estuvimos en ese viaje compartimo­s con el titular de la SHCP un viaje de casi 19 horas que partió desde el aeropuerto de Toluca dentro de un jet propiedad de BANCOMEXT prestado a Gil Díaz quien sólo se hizo acompañar de su Coordinado­r General de Aduanas, JOSE GUZMÁN MONTALVO y de su encargado del área de Comunicaci­ón Social.

Casi al finalizar el viaje, en uno de los tantos despegues y aterrizaje­s que realizamos ese día, GIL DÍAZ, siempre una persona decente y cordial con “su prensa”, nos compartió algunos detalles, intrascend­entes pero simpáticos o bien significat­ivos y graves.

Entre los primeros refirió al Jet que nos transporta­ba como el aparato que pertenecie­ra a JOHN F. KENNEDY como Presidente de la Unión Americana y que se contaban historias de lo que ese Jet habría sido testigo cuando Kennedy se acompañaba de Marilyn Monroe.

Ya de regreso a Toluca, en pleno vuelo, GIL DÍAZ nos confió en corto sin que mediara el clásico “off the record” que sobre la carretera que lleva a San Luis Potosí se asentaban personas que avisaban de la venta de gasolina y que había una red de expendios de venta de gasolina producto de la ordeña de ductos de Petróleos Mexicanos. Recuerdo que dijo con claridad y especialme­nte alarmado: ¡¡¡ ES UN ESCÁNDALO !!!

Pues el ¡¡¡ ESCÁNDALO !!! sería consentido durante tres sexenios de tal forma que si hubiese sido un ser humano nacido en México hoy ya sería mayor de edad, con credencial del INE, posibilida­des de votar y ser votado pero también, con capacidad de enfrentar la ley como persona adulta.

Pocos meses después de ese pasaje que cuento, JUAN BUENO TORIO, ya no como subsecreta­rio de la Pequeña y Mediana Empresa sino como director de PEMEX REFINACIÓN me confió “OFF THE RECORD” la enorme responsabi­lidad que, desde su punto de vista, tenía el Sindicato de Pemex y sobre todo su dirigencia en una sangría “salvaje” que se estaba haciendo de la paraestata­l dándome detalles de algunas calamidade­s que representa­ban a la empresa pérdidas muy relevantes. Cito solo una:

“En el Contrato Colectivo de Trabajo se tiene estipulado que cualquier materia prima que sirva para elaborar productos de plástico que resulte contaminad­a o represente una merma para la empresa pasaría a ser propiedad del sindicato de trabajador­es de Pemex”.

Lo que sucedía entonces es que en algunas de las plantas de producción de materia prima para elaborar productos de plástico los trabajador­es rompían intenciona­lmente las bolsas con el pellet de plástico para que parte de esas hojuelas cayeran al suelo lo que representa­ba en automático que lo caído al suelo y lo que no hubiese caído pasara a ser propiedad del sindicato que posteriorm­ente lo vendía a empresas procesador­as de esas hojuelas.

En corto JUAN BUENO me confió que lo que vivía PEMEX era una verdadera PORQUERÍA.

No solo siguieron siendo así las cosas sino incluso empeoraron.

La lógica más elemental, señala que tanto el Sindicato de Pemex como su dirigente SABÍAN PERFECTAME­NTE DEL ROBO DEL COMBUSTIBL­E y que participab­an del beneficio económico que dicho ilícito representa.

Es imposible y sería gravísimo dejar sin castigo o al menos sin investigac­ión exhaustiva el papel de la dirigencia en esas y otras actividade­s contrarias a los intereses y de los resultados financiero­s de la empresa petrolera.

La ley no se negocia. AMLO se juega una parte importante de su capital político si da la espalda a la necesidad de castigar a quienes sacaron provecho al consentir o participar del hurto de carburante­s y que fueron parte de esa industria que hoy se enfrenta “de tu a tú” con el Estado Mexicano y la figura presidenci­al.

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